ESPECIAL | Navidad.

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Capítulo cuarentaidos (ajá)

Mordía el estúpido bolígrafo que le había comprado al vago de la esquina, tratando de recordar que más necesitaba para la cena de esta noche. Blake había tenido la brillante idea de invitar a todos para la cena de navidad, y con todos me refiero a los mismos idiotas de siempre, es decir, Harper, Lucas, Travis, Alex y Lilly.

-No muerdas eso, puede tener infecciones -me recordó Blake entrando a la cocina con Thomas en sus brazos, ambos habían ido a comprar luces para el árbol de navidad- No sé porque le compras cosas a ese vagabundo, siempre siento que me mira las nalgas.

Me reí y seguí anotando cosas para la cena. No veía a mis amigos desde que Blake y yo nos mudamos a Cambridge y quería que todo saliera perfecto esta noche.

Alex se había quedado en Nueva Jersey con Lilly y sus tres hijos, Harper y Travis estaban viviendo en Portland con la pequeña Melody, Lucas seguía soltero y si no me equivoco vivía en el sótano de Travis.

-Mamá -me llamó Thomas, dejé de anotar para poner atención en el niño- ¿Quiénes vendrán hoy?

-Hum, tus tíos, no creo que los recuerdes, estabas muy pequeño la última vez que los viste -despeiné su cabello- Travis y Lucas ¿recuerdas? -negó- Los que siempre te envían dinero para tu cumpleaños.

-Oh si, buenos tipos -sonrió- ¿Sólo ellos?

Negué mientras anotaba champagne en la lista -También viene una vieja amiga, Harper, ella es la pareja de Travis. Oh y también viene tu tío Alexander y tus primos.

-Pero no me agradan mis primos -Thomas hizo un puchero.

-A mí tampoco me gustan los míos, ni mis hermanos, ni mis padres -hice una mueca- No podemos elegir a la familia, Thomas.

-Pero si podemos hacer que desaparezcan ¿no? -preguntó con cara de maniático.

Entrecerré los ojos -¿Tú y tu papá estuvieron viendo películas de suspenso de nuevo?

-Él me obligó -se defendió- Le da miedo verlas solo.

-Lo sé -sonreí- Ve a ayudarlo, estoy seguro de que se va a ahorcar con las luces.

Thomas tomó una galleta y salió de la cocina. Terminé la lista de compras y me levanté de la silla para ir por las llaves del auto y mi mochila -nunca me gustaron los bolsos- para ir a la tienda.

-¡Blake, tomaré tu auto! -avisé saliendo de casa.

-¡Llévate a Thomas! -me gritó.

El niño salió corriendo de casa con una sonrisa -¿Me compras chocolate mami?

Rodeé los ojos -¿Cuántas barras te has comido hoy?

-No muchas -admitió- Las que encontré bajo tu cama.

-Thomas, ahí había una caja -le recordé subiendo al auto y abriéndole la puerta trasera.

-Papá dijo que estaba bien -se encogió de hombros.

-Tu padre cree que un vagabundo le mira las nalgas, hijo -dije encendiendo el motor- Creo que queda claro que no tiene un muy buen juicio.

Thomas y yo hablamos el camino a la tienda sobre lo que le había pedido a santa. En cuanto llegamos, Thomas salió disparado a la tienda por el bendito chocolate mientras que yo iba por las cosas que me faltaban para preparar la cena.

-Bien, sólo estaría faltando la maldita salsa -miré la estantería y di un gruñido al ver la salsa en lo más alto, años y años podrían pasar pero yo seguiría en el metro y cincuenta y seis.

Twins© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora