28. Ahogándose en feromonas

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28. Ahogándose en feromonas

—Vamos Savannah, no es tan malo —me animó Abby.

—Si, además no sabemos que papel te tocará —dijo Harper.

—Lo sé, pero cuando iba en cuarto año de primaria, tuve que hacer de La Sirenita y fue un total desastre.

Travis y Lucas se echaron a reír como dos enfermos, si, ellos habían visto toda mi preciosa y ridícula actuación.

—Cállense —murmuré— Mi Sebastián olvidó su línea y se puso nervioso, lo cual llevó a que se orinara en sus pantalones. Tenía tanta vergüenza que salí corriendo del teatro pero justo resbalé con el asqueroso líquido y toda la escenografía cayó sobre mí.

Abby y Harper comenzaron a reír junto con los hermanos mientras que yo trataba de reprimir ese recuerdo, creo que tenía un trauma con el estúpido teatro. Lo único bueno de esta actividad, era que ni Blake, ni Peter estarían en ella, mucho menos Alex.

—Te veías adorable —Travis piñizcó mi mejilla. Mordí su mano y se apartó— Nena, eso dolió.

—Sabes, podrías ser Helena –me burlé.

—Para tu información, sería mucho mejor Helena que tú —dijo con aires de diva.

Rodé los ojos al mismo tiempo que Harper. Pequeños copos de nieve caían sobre el campus y habíamos decidido salir a hacer muñecos de nieve. Mientras que Harper y Abby se habían vestido con lindos abrigos rojos y botas cafés, yo me había puesto un jeans y una sudadera de Newt, sin olvidar las vans viejas que había mordido mi perro.

—¡Quedó hermoso! —gritó Harper mirando con admiración su obra maestra.

Qué cosa más fea.

Eran dos montones de nieve uno encima del otro, una bufanda por los pies del "muñeco", una zanahoria en la cabeza y los ojos estaban bien puestos, pero se veía abominable.

—¡Te quedó precioso, linda! —gritó Travis abrazando a su novia— Me gusta esta parte —señaló un lugar al azar.

—Travis, ese es su pene —dijo Harper, confundida.

—¡Savannah! —me di la vuelta al escuchar la voz de Peter, le sonreí y lo invité a que se acercara— ¿Qué es eso?

—Un muñeco de nieve —respondí aguantando la risa.

—Qué... —Harper lo miró con cara de asesina— hermoso, te quedó muy lindo Harper deberías ser escultora.

—¡Lo sé! —gritó ella con alegría.

—Es la cosa más extraña que había visto, te invito un café —dijo tomando mi mano.

A pesar de que estuviéramos a tres grados bajo cero, podía sentir el calor correr por mi cuerpo. Ese era Peter, el que con pequeños detalles podía hacer que mi estomago diera una y mil vueltas. Después de todo, Peter no se veía como una mala opción, de hecho era una muy buena. Era una vía libre dramas.

Pero después llegaba Blake, el que había cambiado completamente por mí, el que había luchado con su propio hermano para demostrarme que me quería. El chico que podía producirme una diabetes seria con sólo una palabra. Blake era el drama que mi vida pedía a gritos.

—Acepto —dije mientras lo jalaba hasta el carrito de café más cercano.

—¿Te gusta mucho la cafeína, no?

—La verdad es que no, sólo quiero un panecillo —respondí mientras nos poníamos en la fila, odiaba las filas.

—He oído que actuaras en la obra de la maestra Green —comentó mientras guardaba sus manos en los bolsillos de su sudadera— Creí que ya habían hecho esa obra el año anterior.

Twins© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora