20. Endemoniadamente dulzón

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20. Endemoniadamente dulzón

Payaso.

Era exactamente la palabra que definía a Alex en ese momento, había escuchado muchas estúpidas maneras de conquistar a una chica, pero podía estar segura que disfrazarse de dinosaurio era las más estúpida y ridícula. Me senté en la manta que Alex había estirado en el césped, odio el césped, pero Alex había insistido. Literalmente, me había puesto una carnada en la manta.

Maldita adicción a la pizza.

—¿Cómo supiste qué era mi animal favorito? —le pregunté mientras Alex se acomodaba la guitarra en el regazo, no tenía idea de que podía tocar la guitarra.

—Digamos que un pajarito me contó que estabas loca por Ashton Irwin, no fue difícil saber que este disfraz de cautivaría —me guiñó un ojo o al menos lo intento porque al hacerlo, todo su rostro se deformo, reí bajo y dejé que continuara.

Alex comenzó a tocar los primeros acordes de una canción bastante conocida, pero aún así, yo prefería el mariachi.

—She's a good girl, she's Alex's favorite —me guiñó un ojo al cambiar la letra— Saves up for Harvard, she knows she'll make it.

Me sorprendí al notar el manejo que tenía Alex con la guitarra, movía sus dedos con tanta facilidad. No había mencionado que tenía buena voz, jugaba fútbol americano y sabía bailar, mientras que yo...

Yo respiraba.

—Cause good girls are bad girls that haven't been caught —terminó de cantarme, aplaudí como una nena de cinco años, Alex rió y se lanzó a mi lado en la manta.

—Estoy segura de que esto está prohibido —comenté refiriéndome al hecho de estar en la piscina a media noche, aunque debía admitir que el hecho de que esto estuviera mal lo hacía sentir más asombroso. 

—Pensé que te gustaba romper las reglas, chica buena —me respondió usando el mensaje de la canción anterior. Negué divertida y me recosté en la manta, Alex imitó mi acción pero en vez de quedar mirando el cielo como yo, se quedó mirando mi perfil— Eres tan malditamente hermosa —murmuró.

Me tensé al escucharlo, me giré para verlo y sonreí junto a el. Alex tocó delicadamente mis dedos, jugando con ellos. Cuando tomó confianza, entrelazó su mano con la mía. Hace un par de días, e incluso horas, habría apartado mi mano dándole un manotazo a Alex, pero no ahora, era diferente, me sentía diferente.

—Quiero besarte —murmuró cerca de mis labios— ¿Me detendrás?

Mis ojos bajaron rápidamente a sus labios, Alex tenía unos labios carnosos y apetecibles, los había probado en la tarde y moría por hacerlo de nuevo. Puse mi pulgar en su labio inferior y lo tallé delicadamente, Alex tomó mi mano y la detuvo, tocó mi mejilla trazando pequeños círculos en ella.

Esto iba demasiado lento.

Sin querer esperar más, uní mis labios con los de Alex. Demonios se sentía tan malditamente bien, Alex bajo una de sus manos a mi cintura y me acercó a el, juntando nuestros pechos y logrando que, lo que empezó como un simple toque de labios se transformara en una, como dirían la patéticas novelas de mamá, guerra de lenguas.

Sentí como Alex sonreía en medio del beso, sonrisa que se borró cuando los rociadores nos mojaron por completo. Nos levantamos de inmediato y como si nada pudiera ir peor —sarcásticamente hablando— tropecé con la estúpida manta y caí a la piscina.

Una muy buena primera cita, sarcasmo ven a mí.

[...]

Estornudé por decimoquinta vez en el día, llenando de saliva la pantalla de mi teléfono, tomé un pañuelo y soné mi nariz, en ese instante la puerta de la habitación se abrió y dos chicas junto con dos chicos totalmente apetecibles entraron.

Twins© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora