CAPÍTULO 4

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T/N MEZA.

Bajamos de auto y él pone su mano en mi cintura y todo mi cuerpo tiembla, llegamos al ascensor y cuando las puertas se cierran, un delicioso olor masculino invade mis fosas nasales, mi respiración es más agitada, siento las palmas de mis manos húmedas, nos miramos a través del espejo y no puedo sostenerle la mirada, las puertas se abren y suelto despacio el aire que tenía contenido, me guía por un lobby.

- Bienvenida - dice, miro para todos lados y más que una casa parece una galería de arte.

- Gracias - intento sonreír.

- ¿Quieres comer algo? - me pregunta, yo niego con lo nerviosa que estoy, no agua pasa por mi garganta en este momento - Entonces vamos a mi estudio - lo sigo - Elisa, ¿Te explico cómo va todo esto?

- Sí, señor - mantengo mi cabeza abajo.

- Levanta la cabeza, me gusta mirarte a los ojos - dice, cuando lo hago su mirada me penetra el alma.

- El contrato dura tres meses - yo asiento - Te vas a quedar aquí en la casa, no puedes salir sin mi autorización y siempre vas a estar disponible para mí, cuando yo quiera, como yo quiera y donde yo quiera - dice - Este es el contrato - me pasa dos hojas y me da un lapicero, yo lo firmo sin leerlo, ya que sé a lo que vengo.

- Señor, ¿Le puedo pedir un favor? - él me mira con curiosidad y con su mirada me dice que siga hablando - Puede depositar el dinero en un número de cuenta.

- Por supuesto, pásame él numeró de cuenta - busco en mi bolso y le doy el papel donde está él numeró de cuenta de Vanessa - ¿Es tuya?

- No de mi hermana - ojalá que no pregunte más ruego en silencio.

- Ok - lo veo teclear en la computadora - ¿Vanessa Meza? - dice, yo asiento y mi corazón se hincha de felicidad, ya tengo el dinero para operar a mi madre "Pero a qué precio" dice una vocecita en mi interior - Ya el 50% del dinero está en esa cuenta, el otro 50% te lo doy cuando llevemos la mitad del contrato.

- Gracias, señor - intento no llorar, bajo la cabeza, me imagino que hace eso para evitar que yo me marche sin cumplir el contrato.

- La regla de oro para que esto funcione, no me gusta que me toquen, ¿De acuerdo?

- Sí, señor.

- Vamos a mostrarte el cuarto de juegos y tu habitación - me pongo de pie y lo sigo, subimos las escaleras, no páramos delante de una puerta él saca la llave de su bolsillo, cuando abre la puerta y enciende la luz, miro a todos lados, hay una cama de cuatro postes con una sábana roja de seda, en un extremo hay un banco, una X de madera, una cómoda y en un extremo un estante con látigos, barras, cinturones.

- Eso los usaré para darte placer - susurra a mi oído y siento una punzada justamente debajo de mi ombligo - También para castigarte cuando me desobedezcas - trago saliva - Ahora vamos - me doy la vuelta - Que no te voy a robar tu virginidad en este cuarto - me agarra de la mano y otra vez siento un toque de electricidad por todo mi cuerpo.

Me lleva a otra habitación, esta pintada de blanca, hay una cama de matrimonio, un buró, un escritorio y una silla.

- Esta será tu habitación, la puedes decorar como quieras y tener lo que quieras - me dice, se acerca a mí, me quita el bolso y lo pone sobre el escritorio - Solo tienes que pedírmelo - me agarra por la cintura y me pega a él, lo miro a los ojos, siento su respiración juntarse con la mía, sus rosados labios están a centímetros de los míos, cierro los ojos y trago en seco, me pega más a él y cuando abro los ojos, me mira por un instante y me besa despacio como si estuviera explorando mis labios, llevo mis manos a su cuello y el beso se hace más intenso, nuestras lenguas se unen y bailan una danza erótica, siento su mano en mi espalda, mientras baja el cierre de mi vestido el cual cae a mis pies dejándome solo en ropa interior.

- Estás hermosa - dice dando un paso atrás para observarme mejor, bajo la cabeza y él la levanta y me vuelve a besar ahora con lujuria, me coge por las nalgas y me mueve contra él haciéndome sentir su erección, con manos ágiles quita el broche de mi sostén, baja la cabeza, coge uno en su boca y lo chupa, mientras acaricia el otro con su mano, yo gimo.

Baja hasta mis bragas y pasa la nariz entre mi entrepierna haciendo que gima más alto, me lleva hacia la cama y me tiende despacio sobre ella, quita mis zapatos y despacio, saca mis medias, riega mis piernas de besos y me remuevo.

- No te muevas - dice con voz ronca, baja mis bragas - Esto es mejor de lo que pensaba...

CESAR PARRA.

En mi vida he besado muchas mujeres, pero los labios de T/n son tan suaves, que me incitan a devorarlo, a querer morderlos, quite su vestido y lo que había debajo me encanto, lleva un conjunto de ropa interior negra, medias, pantis y tacones...

Le quito el sostén y me deleito con sus senos, son pequeños, pero caben perfectamente en mis manos, bajo hasta su entrepierna y paso mi nariz, huele delicioso, la llevo hacia la cama, se remueve ante mis caricias y le pido que no se mueva, le quito las bragas, oh por Dios.

- Esto es mejor de lo que pensaba - está depilada por completo, su piel se ve suave, no resisto la tentación de probarla y undo mi cabeza en ella, paso mi lengua por su clítoris y por su entrada que ya está mojada con mi lengua la lambo y con ayuda de mis dedos la hago llegar, siento como su cuerpo tiembla con los espasmos de su orgasmo, me pongo sobre ella y la beso pata que pruebe su delicioso sabor, cojo un preservativo y me lo coloco, me pongo entre sus piernas, subo sus manos por encima de su cabeza y despacio la penetró, está tan apretada que tengo que hacer presión para entrar, escucho un gemido de dolor, cuando la miro hay lágrimas en sus ojos.

- ¿Estás bien? - trato de no sonar preocupado, pero si lo estoy, no quiero hacerle daño, ella asiente - Me voy a mover - le digo, empiezo a salir y entrar de ella despacio, se siente tan bien, tan apretada.

- ¡¡¡Más rápido!!! - gime, aumento mis movimientos y ella hecha su pelvis hacia delante para sentirme más, siento como su interior se aprieta en mi erección, sé que está a punto de llegar, la penetró más rápido, una, dos, tres...

- Oh, por Dios - gime cuando se corre y sus gritos hacen que yo me corra, me entierro todo en ella y gruño...

La hice mía dos veces más, era una delicia verla gozar ante mis caricias, ver cómo gemía, como gritaba cuando se corría y me acercaba a mi orgasmo, los dos estamos agotados, así que me paro de la cama y me pongo mi pantalón, la veo mirarme detenidamente sentada en la cama, sus ojos están cristalinos, cuando termino de cambiarme le doy un beso en la frente.

- Que descanses, T/n - salgo de la habitación sin mirar atrás, pero cuando cierto la puerta, escucho un sollozo...

Esta fue su decisión y ya es muy tarde para arrepentirse...

Ya es muy tarde😰🫤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora