CAPÍTULO 6

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T/N MEZA.

Cuando terminamos de desayunar recojo los platos y me pongo a limpiarlos, siento que la mirada del señor Parra me quema la espalda, pero no volteo a verlo, estoy poniendo los platos en la lavavajillas, cuando me incorporo siento un miro de músculos detrás de mí, me agarra por la cintura su respiración está en mi cuello, mi corazón palpita a mil por ahora, mis manos sudan y mi cuerpo tiembla, siento una de sus manos recorrer mis piernas y meterse por debajo de mi vestido.

- Tienes una piel muy suave - dice en mi oído, su mano sigue su recorrido, pasa por encima de mis bragas, luego entra y acarician mi sexo - Me encanta - muerde el lóbulo de mi oreja y uno de sus dedos entra en mí, yo gimo - ¿Te duele? - dice parando su caricia, yo niego - ¿Te gusta? Estás tan húmeda - asiento con mi cabeza y sigue entrando y sacando su dedo, su otra mano acaricia mi seno por encima del vestido, muerdo mis labios para no gritar, recuesto mi cabeza en su pecho y me dejo ahogo en el mar de sensaciones que me inunda, todo mi cuerpo se tensa, pero para sus caricias me pone frente a él y me besa con pasión, muerde mis labios, yo gimo y él entra su lengua en mi boca - Eres deliciosa - dice pegado a mis labios, nuestras miradas se juntan y veo sus ojos oscuros de deseos, me agarra por las nalgas y me alza - Enreda tus piernas en mi cintura - así lo hago, salimos de la cocina sin apartar nuestras miradas, sube las escaleras conmigo a cuestas, nos dirigimos al cuarto de juegos y me deposita en el piso.

- Ahora vamos a jugar - dice con voz triunfante - Levanta los brazos - ordena, hago lo que me pide y saca mi vestido por encima de la cabeza, se acerca a mí para quitar el broche de mi sostén, da un paso atrás, me observa detenidamente y suspira - Ponte de rodillas y apóyate sobre tus talones, cabeza abajo y solo hablas si yo te lo pido.

- Sí, señor - digo y bajo la cabeza.

- Las palabras de seguridad son amarillo cuando estés llegando al límite y rojo cuando ya no lo soportes, lo que vamos a hacer no te va a doler, solo vamos a disfrutar del sexo de una manera diferente, ahora a tu posición y espérame cómo te pedí.

Me pongo de rodillas y me apoyo en mis talones, bajo la cabeza y veo que desaparece por una puerta, todos mis sentidos están en expectativas por lo que va a pasar, en olor a madera y cítrico inunda mis sentidos.

Siento algo suave, una pluma recorrer toda mi espalda, mi cuerpo se eriza, me vuelve a recordar la espalda en sentido contrario.

- Ponte de pie - me ordena, lo hago rápidamente, lleva puesto un jeans rasgado con el primer botón suelto, con la pluma recorre desde mi cuello hasta mi ombligo, luego la pasa por mi entrepierna - Ahora te voy a atar, me agarra de la mano y me lleva hasta una rejilla, baja unas cadenas - Manos arriba - ordena, pone en mis muñecas unas esposas de cuero y estoy totalmente expuesta y a si merced.

- Se ve fabulosa, atada, señorita Meza.

CESAR PARRA.

- Se ve fabulosa, atada, señorita Meza... - digo caminando alrededor de ella, busco una fusta y sé que con esto nos vamos a divertir mucho, me pongo de rodillas frente a ella y quito sus bragas despacio, paso mi lengua por su entrepierna y la escucho gemir, eso me excita más.

Con la fusta doy pequeños golpes a su trasero, la paso por sus erectos pezones y la veo retorcerse cuando golpeo suavemente su clítoris.

- ¿Quieres que te haga llegar así? - pregunto.

- Sí... - dice con un hilo de voz.

- ¿Si qué? - le pego fuerte con la fusta en el trasero.

- Si, señor - dice abriendo los ojos y pudiéndome que haga que se libere, le doy pequeños golpes en su clítoris y en los senos, veo como retuerce y con un último golpe se corre, la agarro por la cintura hasta que logra recuperarse de su orgasmo, levanto una de sus piernas, la llevo a mi cintura y de una sola estocada la penetro...

Después de eso la llevé a la cruz de mí y por último terminamos en la cama agotados, pero satisfechos, la ayudo a pararse de la cama, la ayudo con el albornoz, la tomo en mis brazos y la llevo a su habitación, la deposito en la cama, ella me mira con ternura y me regala una tierna sonrisa.

- ¿Cansada? - digo parado frente a la cama, ella asiente - Pues descansa - la miro por última vez y aunque me gustaría quedarme con ella ese no soy yo.

- Igual - dice, suspira profundamente y se queda dormida, es tan inocente, pero tan excitante a la vez, solo me pregunto que la abra empujado a vender su cuerpo por dinero.

Voy a mi habitación y me meto a la ducha, mientras el agua caliente recorre mi cuerpo, pienso en la mujer que duerme en el segundo piso...

Estoy en mi estudio revisando unos correos, siento mi estómago rugir y es porque no hemos comido nada desde el desayuno, salgo del estudio para ir a la cocina a calentar algo de lo que Eugenia dejo en el refrigerador, encuentro un pastel de carne y lo meto al microondas, busco los cubiertos y los pongo sobre la mesa, yo nunca le he servido a nadie, pero hacerlo para ella no me desagrada, salgo de la cocina para ir a buscarla, pero me la encuentro bajando las escaleras, me ve sus mejillas se sonrojan y baja la cabeza.

- Iba a buscarte para que me acompañes a cenar - le digo cuando llega a mi lado.

- Pues aquí estoy - dice y sonríe, es hermosa, llegamos a la cocina y le saco una silla para que se siente, luego voy al microondas y saco el pastel de carne, lo dejo sobre la mesa, luego busco el jugo, lo pongo sobre la mesa y nos disponemos a cenar.

- Normalmente, ¿Qué haces un sábado por la noche? - quiero saber lo más que pueda acerca de ella.

- Trabajar en el bar - dice.

- ¿Tienes novio? - digo de lo más normal, ella niega y yo asiento, eso me gusta, no puedo imaginar que otro hombre la bese o la acaricie y peor, aunque ella le corresponda como lo hace conmigo...

Ya es muy tarde😰🫤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora