PROLOGO

596 48 5
                                    

- ¡¡¡Cuenta!!! - gruñe, estoy en el cuarto de juegos, de rodillas sobre la cama, mis manos atadas al espaldar de la cama y mis nalgas al aire, ya casi se cumple el tiempo de mi contrato y no sé qué voy a hacer cuando me tenga que ir de aquí y dejar al hombre que amo, a pesar de que lo nuestro comenzó como un contrato, me enamore de él y de sus sombras - ¡¡¡Cuenta!!! - me da una nalgada.

- Uno, dos, tres...diez - me muerdo el labio para no gritar de placer cuando se entierra en mí y comienza a moverse dentro de mi duro.

- Me encantas, T/n - gruñe entre dientes - Me fascinas - me da una nalgada, me echó para atrás y hago que entre todo en mí - Ohhh, por Dios - gime, sale de mí, me da la vuelta y vuelve a penetrarme, se apodera de mi seno y lo chupa fuerte, muerdo mi labio y entierro mis uñas en la palma de mi altura - No muerdas tu labio - dice con voz ronca, automáticamente lo suelto, me sigue embistiendo y cierro los ojos cuando siento todo mi cuerpo tensarse ante la llegada de un eminente orgasmo - Abro los ojos, quiero ver cuando te corras, quiero oírte - se entierra todo en mí y lo siento vibrar en mi interior, sale y cuando vuelve a entrar, siento como cabeza estalla en mil pedazos.

- Ohhh, Cesar - gime - Te amo - grito, mientras me corro, cierro los ojos para disfrutar de esta deliciosa sensación, siento como me llena con sus fluidos y gruñe, sale de mí bruscamente, abro los ojos y lo que veo no me gusta para nada.

- Dime que lo dijiste fue por la adrenalina del momento - dice con voz dura.

- Amo yo... - no sé qué decirle.

- Respóndeme si o no - grita sus ojos están llenos de enojo.

- No - susurro - Yo lo amo.

- ¿Qué? - grita parándose de la cama - Sabes que eso no puede ser, esto es solamente un contrato - pasa su mano por su pelo - Tú no me puedes amar - me señala con el dedo.

- Creo que ya es tarde para eso - susurro entre lágrimas, se acerca a mí y me desata las manos.

- La sección termino - dice y sale de la habitación, dejándome tendida sobre la cama, satisfecha como nunca, pero con el corazón destrozado, me arropo con la sabana de seda roja y cubro la poca dignidad que me queda, mientras lloro como una niña.

- Si no me ibas a amar, para qué me hiciste tuya... - sollozo. 

Ya es muy tarde😰🫤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora