CAPÍTULO 31

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CESAR PARRA.

Estoy abrazado al suave cuerpo de T/n, la escucho suspirar, está totalmente relajada y su respiración es lenta parece que ya se durmió, pero yo no puedo relajarme como ella, tengo que tomar una decisión y por primera vez en mi vida siento miedo de ello, tengo dos opciones y las dos me aterran, me es imposible pensar en ellas y no sentir que van a calar hondo en mí existir, la contemplo mientras duerme y es tan bella tan inocente, no sé cómo fui capaz de dañarla con mis sombras, como pude enseñarle el oscuro mundo del sadomasoquismo y peor aún no entiendo cómo se enamoró de mí...

Cuando despierto ella está acurrucada a mi lado, mi mano está en su cintura, quito el pelo que cubre su cara y la beso en la mejilla, la contemplo por última vez y grabo su rostro en mi memoria, salgo de la cama despacio y voy al baño, me meto en la ducha, cuando salgo busco un traje negro el único que va con mi estado de ánimo, que refleja cómo me siento por dentro al no poder darle a la mujer que duerme en mi cama lo que ella me da.

Cuando llego a la habitación, está sentada en la cama, la sabana cubre su delicioso cuerpo, pero su mirada es triste, no me gusta que sufra, pero más me duele que sea por mi culpa.

- Cesar - levanto la mano para que no continúe.

- T/n, lo mejor es terminar el contrato, alista todo para que vuelvas a tu casa - siento mi garganta seca y mi respiración es pesada, ella palidece, su mirada se nubla, intenta hablar, pero no le sale la voz, salgo de la habitación antes que se me olvide todo y me meta con ella en la cama y no salgamos hasta el año que viene.

Cada paso que doy una pared que se levanta entre nosotros y me aleja más de ella, llego a la cocina y me siento en la isla de la cocina y encuentro a Eugenia.

- ¿Qué va a desayunar, señor? - me mira con curiosidad, mi cara debe reflejar mi estado.

- Solo café - digo, ella asiente y la veo preparar la cafetera, en ese momento unos pasos me distraen y un delicioso perfume me embriaga, la veo poner las llaves del auto y la tarjeta sobre encimera y la miro sorprendido. Que se supone que hace.

- T/n, eso es tuyo - digo con voz ronca, su mirada está llena de determinación y eso me llena de pánico - Por favor acéptalos - mi voz es casi un ruego, pero ella niega y sé que lo que haga no lo va a aceptar.

- No es necesario, ya todo termino y eso era prestado - dice, me siento fatal.

- T/n, no tienes trabajo, puedes utilizar la tarjeta para los medicamentos de tu madre - le digo, ella lo necesita y creo que es lo mínimo que puedo hacer por ella.

- No te preocupes, yo buscaré la forma - dice, a mi mente llega un pensamiento que me aterra y me llena de rabia.

- No se te ocurra volver al bar de Elisa - digo de manera amenazante, no puedo pensar que otra persona pueda tocarla ni siquiera mirarla, sé que soy egoísta, pero eso me destruiría por completo.

- No pienso hacerlo - dice y me alivia - Gracias por todo - se da la vuelta, camina hacia el ascensor, no sé qué hacer, no quiero que se vaya, pero yo no puedo amarla.

- T/n - agarro su brazo y la detengo, siento como su cuerpo se tensa, queda de espaldas a mí, quisiera decirle tantas cosas, pero ninguna salen de mis labios - Cuídate mucho - solo puedo decir a su oído ella asiente, pero no me da la cara, no habla...es obvio que ya no quiere saber más de mí, suelto su agarre y camina hacia el ascensor, cada paso que da me hunde más al oscuro abismo de la soledad, llamo al ascensor y cuando entra se da la vuelta y me encuentro con una mirada triste, sus ojos estaban llenos de lágrimas.

- Cesar - dice con voz triste.

- T/n - veo dos lágrimas rodar por sus ojos cuando las puertas se cierran, el aire me falta, las piernas me tiemblan y todo mi mundo se detiene, camino hacia la isla de la cocina y me siento.

Sé que es lo mejor para ella, yo estoy lleno de sombras, no puedo darle flores y corazones, lo que no entiendo es porque me duele tanto que se haya ido, que ya mi vida no será iluminada nunca más con sus hermosos ojos, que mi cama estará vacía y mi vida desolada, el ping del ascensor me saca de mis pensamientos, camino rápidamente hacia el lobby, siento mi corazón latir mil por hora, volvió...

- Señor - es Taylor - Vi a la señorita Meza salir del edificio y tomar un taxi, usted estaba al tanto de eso.

- Sí, Taylor - digo con voz ronca, él asiente, se fue, no tú la echaste, dice mi subconsciente.

- ¿Se lo ofrece algo más?

- Llama a Ross y dile que hoy no iré a la oficina - le digo, me mira con curiosidad, por primera vez en todo el tiempo que lleva trabajando conmigo nunca he faltado a mi trabajo, pero no tengo ánimos de ver ni hablar con nadie, camino hacia mi habitación y me tiro sobre la cama, cubro mi cara con el antebrazo y pienso en mi adorable T/n, en los hermosos momentos que compartimos, las veces que la hice mía en esta misma cama, como gritaba mi nombre al llegar al éxtasis, pero te aleje de mí, quisiera que volvieras, pero...

Ya es muy tarde...

FIN...

Ya es muy tarde😰🫤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora