CAPÍTULO 14

629 54 11
                                    

MARATÓN 4/4.

CESAR PARRA.

Estamos en la sala conversando con mi madre acerca de la condición clínica de la madre de T/n, mi madre no está explicando el proceso y nos informa que al su madre ser una mujer joven podrá superar fácilmente la operación, también nos habla acerca del donante el cual tengo entendido es de una persona muerta que se toma.

- ¿Ya están en la lista de espera? - dice mi madre.

- Sí - responde T/n - La semana pasada entramos - ahora entiendo por eso quiso que le hiciera el depósito a su hermana - Pero, nos dijeron que podría tardar casi un año.

- Sí, es verdad, porque hay personas que están primero, tan bien puede que un familiar que sea compatible sea el donador - T/n la mira sorprendida.

- ¿Yo puedo ser el donante? - pregunta con la voz llena de emoción, la miro como si fuera de otro planeta, ya me puedo imaginar lo que está pasando por esa cabecita, miro a mi madre y frunzo el ceño "¿Para qué dijo eso?" Ella se encoge de hombros en manera de disculpa.

- Sí - dice con pena - Pero, eso sería en caso de que no tuvieras otra opción y la vida corriera peligro - le explica.

- T/n no creo que sea necesario tener en cuenta esa posibilidad - digo con voz dura, si ella fue capaz de venderse a un desconocido para salvarle la vida y tiene la opción de dar el alma por ella lo haría - Vamos a hacer todo lo necesario para conseguir lo que tu madre necesita sin ponerte en peligro - es un juramento, yo no voy a permitir que ella se arriesgue.

- Mi hijo tiene razón - dice mi madre ayudándome a sacarle esa idea de la cabeza - Todavía podemos conseguirlo.

- ¿Pero es una opción? - dice con esperanza.

- Sí. No - decimos madre y yo aún mismo tiempo y tenemos un duelo de miradas, primero no u ahora sí - Pero, vamos a ver que nos recomienda el doctor Swan y luego decides, este es su número - me pasa una tarjeta - Dile que vas de mi parte.

- Gracias, madre - le digo me pongo de pie - Vamos al comedor - ya no quiero seguir hablando de este tema.

Caminamos hacia el comedor y saco las sillas a las damas, nos sentamos a comer y mientras mi madre y T/n hablan de la familia yo no puedo dejar de pensar en que T/n se proponga para ser el donante de su madre, me aterra la idea de que algo le pueda pasar, pero sé que ella lo va a hacer y yo no podré hacer nada para detenerla, no quiero imponer mi voluntad, pero si se aferra a esa idea tendré que hacerlo, aunque no quiero que me vea como un dominante, como el hombre que ella le da su cuerpo a cambio de dinero, eso no, niego con la cabeza.

Al momento de despedir a mi madre, esta se mostró muy amable con T/n, cuando llegó mi turno me dio un beso en cada mejilla y me susurro "Cuídala mucho" volvimos a la sala en un silencio muy incómodo, T/n se sienta en el sofá y yo miro la ciudad.

- ¿Estás molesto? ¿Hice algo que te molestara delante de tu madre? - la miro con curiosidad, sé que mi actitud cambio desde que hablamos con mi madre.

- ¿Por qué piensas eso? - me siento a su lado.

- Es que te vi muy pensativo en la comida, parecías preocupado - dice apenada - ¿Es por qué pregunté si podía ser donante?

- ¿Cómo lo sabes? - se dio cuenta de que no me gusto esa idea.

- Me lo imagine, pero no te preocupes si se da esa posibilidad, el tiempo que dure de convalecencia y no pueda cumplir el contrato, te lo compensaría cuando me recupere - la miro enojado, como puede pensar que solo me preocupo por ella.

- ¿Por qué piensas que es el contrato que me tiene así? - me pongo de pie y le doy la espalda - No solo pienso en sexo T/n, hay muchas cosas que me preocupan - si tan solo supieras.

- ¿Como cuáles? - susurra detrás de mí, respiro profundo, me doy la vuelta y la miro a los ojos, que son los más hermosos que he visto.

- Tú... - suelto de golpe.

- ¿Yo? - dice sorprendida, la agarro por la cintura y la pega a mi cuerpo.

- Yo controlo todo y no soportaría que nada te pasara en un quirófano - estamos tan cerca que puedo escuchar el latido de su corazón.

- ¿Por qué? - susurra con voz temblorosa pero a la vez desafiante.

- Ni yo mismo lo sé - digo a centímetros de su boca, y es la pura realidad, T/n llego aquí como una sumisa más, pero con el paso de los días es todo menos eso, acerco mis labios a los suyos y la beso con ternura, sus labios son tan suaves, me corresponde el beso y la beso con desesperación reclamando su boca, con mis manos acaricio su espalda, ella hunde sus dedos en mi pelo y lo jala ese gesto me hace gruñir, muerdo suavemente su labio inferior y gime, es tan receptiva, nos separamos para tomar aire y recargo mi frente en la suya - Solo quiero protegerte, quiero lo mejor para ti, solo para ti - la vuelvo a besar - Sé que estás lastimada, pero necesito calmar esta sed que me mata por hacerte mía.

- Solo hazlo despacio - susurra y sus mejillas están rojas, no puedo evitar sonreír, la tomo por las rodillas y la subo en mis brazos, ella chilla ante la sorpresa - ¿Qué haces? - dice mientras camino con ella hacia las escaleras.

- Todavía nada - subo las escaletas con ella acuestas, entramos a su habitación y la deposito sobre la cama, quito mis zapatos y calcetines, los botones de mi camisa y todo bajo su atenta mirada, quito el botón de mi pantalón y ella se muerde el labio, eso hace que mi erección se nota más, bajo mi pantalón y quedo solo en bóxer.

- Te gusta lo que ves? - acaricio mi erección por encima de la tela, ella asiente, me subo a la cama y la beso, bajo por su cuello haciendo un camino de besos, la desnudo despacio, mientras mi boca y mis manos se deleitan sobre su cuerpo, sus pezones están hinchados pidiendo atención y quien soy yo para negársela, cojo uno en mi boca y pellizco el otro ella gime, bajo por su abdomen y mi lengua juego con su ombligo, voy hasta su entrepierna y es mi perdición su delicioso olor y sabor son mi perdición, mi boca, mi lengua y mis dedos son la fórmula perfecta, siento sus manos en mi cabeza y jala mi cabello, sigo haciendo mi trabajo, hasta que grita "Cesar" cuando se corre alucinantemente en mis dedos, lo que más me sorprende es lo especial que suena mi nombre en sus labios, en lo que se recupera de su orgasmo, me bajo de la cama y busco dos preservativos en el pantalón, me coloco uno y me acomodo entre sus piernas, llevo sus manos por encima de su cabeza y la penetró despacio, ella gime y cierra los ojos, me muevo despacio dentro de ella.

- Suéltame las manos - me pide mirándome a los ojos, todos mis sentidos se ponen alerta.

- Promete que no me vas a tocar la espalda ni el pecho - solo el hecho, me aterra.

- Lo prometo - dice, suelto sus manos y ella las coloca en mis hombros, recobró el ritmo y ella me sigue, junta su pelvis a la mía haciéndome entrar más - Más rápido por favor - demanda, me muevo más rápido y me apodero de uno de sus senos, siento como su interior se contrae alrededor de mí, anunciando un eminente orgasmo.

- Dámelo, T/n - le pido y se corre estrepitosamente gritando mi nombre, sus orgasmos hace que la acompañe y me corro yo también, hundo mi cabeza en el hueco de su cuello y ella acaricia mi pelo, para mí un gesto muy tierno.

- ¿Saciado? - dice con voz juguetona, saco la cabeza de su escondite, niego y ella ríe, me encanta ese sonido.

- Nunca me saciaré de ti - confieso con voz ronca y la beso, para luego hacerla mía dos veces más, queda agotada y se duerme, me paro de la cama, me visto y salgo de la habitación, necesito mantener el control porque las cosas que T/n está haciendo en mí, me dan miedo...

Ya es muy tarde😰🫤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora