CAPÍTULO 13

497 52 0
                                    

MARATÓN 3/4.

T/N MEZA.

Es casi hora de almorzar, me cambio con conjunto deportivo, unas sandalias, recojo mi pelo en una cola de cabello alto y bajo a la cocina.

- Hola, otra vez - le digo a Eugenia.

- Hola, señorita - la reprendo con la mirada.

- Solo dime T/n, por favor - me siento en la isla de la cocina - ¿Y el señor?

- Está en el estudio - me explica - ¿Quieres tomar algo antes de comer?

- Un vaso de agua estaría bien - ella me sirve un vaso de agua y no ponemos hablar, siento unos pasos detrás de mí, volteo la cara y me encuentro con el hombre más sexy del mundo, su pantalón de vestir le ajusta a la perfección, su camisa blanca deja ver sus trabajados brazos, lo veo sonreír de lado y siento que me derrito.

- Iba a subir por ti - dice cuando se pone a mi lado y su delicioso olor varonil inunda mis fosas nasales.

- Como ya era hora decidí bajar - se sienta a mi lado y nos miramos por un instante, pero la intensidad de su mirada me gana y tengo que bajar la cabeza.

- Invite a mi madre almorzar con nosotros para explicarle el caso de tu madre y para que nos dé recomendaciones - lo miro sorprendida, me va a presentar a su madre - Eugenia pon los platos en el comedor y pon a enfriar una botella de vino tinto.

- Sí, señor - hace lo que él le pide, en ese momento se escucha el timbre del ascensor y siento que mis manos empiezan a sudar.

- Me acompañas - dice tendiéndome su mano para ayudarme a pararme de la mesa, la acepto y cuando nuestras manos se tocan siento una corriente recorrer mi cuerpo, muerdo mi labio, él se pone a solo centímetros de mí - No lo hagas - dice con voz ronca, suelta mi labio con sus manos y trago saliva "Uff" suelto el aire que tenía contenido, como me pone este hombre con solo tocarme, me agarra por los codos y me lleva hasta la sala, acompañada de Taylor está una señora, vestida muy formal, sonríe al vernos y puedo ver que es buena persona.

- Cesar, hijo - dice acercándose a nosotros y le da un beso en cada mejilla - ¿Cómo estás? - dice de manera maternal.

- Bien, madre. Gracias otra vez por venir tan rápido - le dice - Ella es T/n Meza la chica de la que te hable, T/n ella es mi madre Paola Ruiz de Parra.

- Hola, querida - dice y me sorprende dándome un beso en la mejilla.

- Mucho gusto, señora Parra - digo un poco nerviosa.

- Solo Paola, querida, la señora Parra es mi suegra - me guiña un ojo.

- Vamos a sentarnos en lo que nos sirven la comida - dice Cesar, caminamos hacia la sala y nos sentamos - ¿Les ofrezco algo de tomar? ¿Vino?

- No es necesario, hijo - le dice, Cesar toma asiento a mi lado, ella nos mira y sonríe - ¿Cómo se conocieron ustedes? - mis manos tiemblan y lo miro a los ojos sin saber qué decir.

- Esa es una larga historia, madre - dice Cesar para dejar claro que no quiere hablar de eso, le pasa una carpeta que hay sobre la mesa - Este es el expediente de la señora Meza, ¿Lo puedes revisar?

- Claro que si - busca sus anteojos en el bolso se los pones y comienza a revisar la carpeta, siento nervios y miro a Cesar él me dedica una sonrisa tranquilizadora - Según este informe es necesario hacer el trasplante, tu madre es una mujer joven y puede pasar por el proceso sin ningún contratiempo ¿Ya están en la lista de espera?

- Sí - le digo - La semana pasada entramos - ella asiente - Pero nos dijeron que podría tardar casi un año.

- Sí, es verdad, porque hay personas que están primero, tan bien puede que un familiar que sea compatible sea el donador - mis ojos se agrandan.

- ¿Yo puedo ser el donante? - pregunto con la voz llena de emoción, miro a Cesar y me mira como si yo fuera de otro planeta, luego él mira a su mamá y yo lo sigo con la mirada, su madre se encoge de hombros.

- Sí - dice con pena - Pero, eso sería en caso de que no tuvieras otra opción y la vida corriera peligro - me explica.

- T/n, no creo que sea necesario tener en cuenta esa posibilidad - dice Cesar con voz dura - Vamos a hacer todo lo necesario para conseguir lo que tu madre necesita sin ponerte en peligro.

- Mi hijo tiene razón - dice Paola - Todavía podemos conseguirlo.

- ¿Pero es una opción? - digo.

- Sí - dice Paola - No - dice Cesar al mismo tiempo y se debaten en un duelo de miradas - Pero, vamos a ver que nos recomienda el Doctor Swan y luego decides, este es su número - le pasa una tarjeta a Cesar - Dile que vas de mi parte.

- Gracias, madre - le dice, se pone de pie - Vamos al comedor - Paola se pone de pie y yo la sigo caminamos hacia el comedor y Cesar nos saca las sillas y tomamos asientos, Eugenia nos sirve una rica lasaña de res con queso ricota y mientras comemos hablamos de nuestras familias me entero de que Cesar tiene una hermanita, un hermano gemelo y su hermano mayor más y su padre que es abogado, yo le cuento de mi madre, de mi hermana y de mi padre fallecido, no puedo evitar sentir nostalgia.

Despedimos a Paola y me dijo que cualquier información que necesitara no dudara en llamarla, durante el almuerzo y el postre vi a Cesar muy pensativo, hasta creo que lo vi negar con la cabeza, volvemos a la sala un silencio incómodo carga el ambiente.

- ¿Estás molesto? - digo él me mira - ¿Hice algo que te molestara delante de tu madre? - me mira con curiosidad.

- ¿Por qué piensas eso? - dice y se sienta a mi lado.

- Es que te vi muy pensativo en la comida, parecías preocupado.

- Es por qué pregunte ¿Si podía ser donante?

- ¿Cómo lo sabes?

- Me lo imagine, pero no te preocupes si se da esa posibilidad, el tiempo que dure de convalecencia y no pueda cumplir el contrato, te lo compensaría cuando me recupere - me mira enojado.

- Por qué piensas que es el contrato que me tiene así - dice con enojo y se levanta de mi lado - No solo pienso en sexo, T/n. Hay muchas cosas que me preocupan - me da la espalda, me pongo de pie y me pongo detrás de él.

- ¿Como cuáles? - susurro, lo escucho respirar con fuerza, se da la vuelta, me mira a los ojos.

- Tú...

- ¿Yo? - digo sorprendida, me agarra por la cintura y me pega más a él.

- Yo controlo todo y no soportaría que nada te pasara en un quirófano - siento que mi corazón late como caballo desbocado.

- ¿Por qué? - susurro.

- Ni yo mismo lo es - dice muy cerca de mi boca, luego me besa con ternura, para luego reclamar mi boca suya, siento sus manos acariciar mi espalda, hundo mis dedos en su pelo y es tan suave que no le contengo y lo jalo, él gruñe y luego muerde suavemente mi labio inferior, gimo porque es una sensación tan excitante, nos separamos para tomar aire y él recarga su frente en la mía - Solo quiero protegerte...

Ya es muy tarde😰🫤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora