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Dolor/ Sufrimiento | Celos enfermizos| BDSM
(Continuación del oneshot de Arda. Aunque no es necesario leerlo para entender este)
Actualidad
Grace
Casi entro en una crisis mientras lo veía caminar hacia donde estábamos. Arda no lo notó hasta que apreté fuerte su mano, su mirada al comienzo fue hacia mi luego siguió hasta lo que estaba viendo. Él al contrario mio sonrió amigable , sin embargo mi cuerpo se paralizó y sentí mi corazón comenzó a latir a mil por segundos.
Si tan solo hubiera sabido que él estaría en esta fiesta, ni por asomo habría venido. Sus ojos celestes, más claros que el mar, me miraban con un cierto maquiavelismo que me traía a la realidad recuerdos del tormento que había vivido hace mucho tiempo atrás.
Flashback;
2 años atrás...
Hace un mes había empezado en el mundo del escort. No había noche en la que no llorara extrañando a mi familia, mis amigos y, sobre todo, mi país. Vivir en España al principio me pareció un sueño, hasta que caí en este mundo engañada, donde la única forma de conseguir mi libertad era juntar dinero para volver.
Si bien no fui 'secuestrada', me quitaron mi documentación junto con mi pasaporte. No quería asustar a mi familia, así que tuve que fingir que las cosas aquí iban bien. Me dolió hacer videollamada con mi madre contándole un poco acerca de la ciudad, teniendo que mentirle en la cara y omitir mi dolor y la nueva profesión de su hija.
Tiempo después me di cuenta de que no era tan malo lo que hacía y que, en algunos casos, lo disfrutaba; claro, más lo disfrutaba cuando veía el dinero en mis manos. Luego me di cuenta de que este mundo no era tan malo. Tenía clientes de todo tipo, hasta mujeres. No me quejaba; hasta el momento, todos fueron normales, algunos más mandones que otros, pero todo iba bien. Nada fuera de lo común.
Hasta que lo conocí. Ese tipo reflejaba todos mis temores. Era el tipo más frío que mis ojos hayan visto alguna vez. Su fachada de guapote, con ese porte rubio y ojos claros que enloqueció a las chicas, y esa sonrisa tan coqueta que, muy en el fondo, reflejaba el peligro mismo. Un día tuve la mala suerte de que se fijara en mí.
[...]
Era una noche muy fría; estábamos entrando en invierno y esa noche me tocaba ir al club. Mientras me preparaba, estaba hablando con Margaret sobre dónde iría en estas vacaciones.
-¿Qué planes tienes para las vacaciones? -preguntó Margaret, tratando de sobreponerse al ruido de la música de fondo.
-Ahora mismo solo quiero volver a casa -respondí aburrida, levantando la voz para que me escuchara debido al sonido elevado de la música del lugar.
