Aria

El primer día

Kaila y Claire seguían mirándose sin decir nada, hasta que Claire decidió cortar el silencio.

—Emm, hola, ejem. Yo soy Claire, la nueva profesora. — estaba nerviosa porque no sabía qué hacer ante esa diosa de mujer.
—Encantada. — dijo Kaila sonriendo. Cuando Claire la vio se quedó sin respiración por la impresión, casi le da un ataque al ver esa hermosa sonrisa. — Te guiaré por el castillo, pero antes será mejor dejar en algún lado eso. — dijo señalando el coche.
—Sí claro. — dijo Claire, se montó de nuevo y arrancó.

Kaila se puso a caminar y Claire la siguió, iba muy despacio no quería perderla.
Después de un rato, aquello se estaba haciendo eterno, frenó y salió del coche.

—Oye, perdona, pero ¿puedes subir por favor? — dijo Claire.

Kaila la miró extrañada pero sonrió, asintió, se acercó al coche y lo miró un poco cautelosa, jamás había visto una cosa así, lo tocó y lo notó duro, pensó que era mucho más seguro que ir en carreta de madera, miró a Claire que estaba esperándola, sonreía y eso a Kaila la tranquilizó así que se montó.
Claire arrancó, siguió las indicaciones de su acompañante; dio la vuelta al enorme edificio. Kaila le dijo que entrara por una puerta que ponía zona de carga y descarga, subió por la rampa y ya estaban en el interior.
Aparcó y salió, parecía que estuvieran en las caballerizas, se fijó en lo que parecía un establo, había un caballo negro, pero estaba lejos para poder verlo bien.

— ¿No molestaré aquí?
—No. — no dijo nada más.

Salieron del interior tres personas, Kaila les dio órdenes y se encargaron de llevarse el equipaje a la habitación de Claire.

—Acompáñame. — Claire se acercó a ella y entraron en el interior del castillo.

Entraron por la cocina, la gente se movía de un lado al otro muy deprisa.
Claire aceleró un poco el paso y se colocó al lado de Kaila.

— ¿Son criaturas mágicas o humanos?
—Humanos.

Salieron de allí, la siguiente sala era inmensa.

— ¿Y esto?
—Es el comedor.
—Ah, entiendo. Se parece al comedor de los libros de Harry Potter. — dijo Claire sonriendo.
—En realidad no se parece en nada, en Harry Potter, había una ilusión del cielo en el techo, aquí son unas pinturas que cuentan la historia de cómo se aliaron los cuatro clanes más poderosos. — explicó Kaila.

Claire miró el techo, era muy alto pero se podía apreciar el dibujo, parecía una obra artística de Miguel Ángel.

—Vale, retiro lo dicho, parece la Capilla Sixtina. — Kaila la miró extrañada, no conocía esa referencia. Claire se dio cuenta y la miró. — ¿Qué?
— ¿Capilla Sixtina? ¿Qué es eso? — a Claire le pareció extraño eso, conocía a Harry Potter, pero no la Capilla Sixtina.
—Oh, está en el Vaticano, Roma, donde vive el Papá, es alguien importante para los católicos. — explicó Claire.
—Ah, no lo conozco.
— ¿Qué conoces?
—A las criaturas que hay aquí y a los dioses de todas las regiones.
— ¿Dioses?
—Sí, mi padre es Odín.

Claire paró de andar, tenía que digerir esa noticia. Sabía que algo tenía que tener esa chica, era muy hermosa, hasta pensó que era una diosa, pero era un cumplido, no espera que de verdad lo fuera.

—Dios de los vikingos. — dijo tratando de sonar tranquila, pero por dentro estaba sorprendida.
—Sí, veo que lo conoces. — sonrió, para Claire fue la sonrisa más hermosa que había visto.
—He leído mucho sobre él.
— ¿Te gustan los dioses? — preguntó Kaila acercándose sensualmente a ella. Claire se puso nerviosa al verla tan cerca, dio un paso hacia atrás.
—No es eso, me gusta leer libros históricos y en muchos hablan de las relaciones de dioses con los humanos.
—Mmm, entiendo. No puedes creer que los dioses existen, pero crees en lo que ponen en los libros sobre ellos.
—Bueno, los libros no mienten. — trató de defender, tenía el ceño fruncido tras escuchar el comentario.
— ¿Eso crees? — le dijo levantando una ceja.
—Sí, son datos históricos, son imposibles de falsear. — lo soltó como si lo que le hubiera dicho fuera un insulto.
—Ya veo. Pues te diré una cosa, no creas todo lo que dicen de mi padre, la mayoría son mentiras.
— ¿Qué quieres decir?
—Las valquirias por ejemplo, no son hijas de mi padre.
— ¿Cómo qué no? Tienen poderes.
—Cierto, pero sus poderes son de valquiria, no son de ningún dios, cuando una mujer moría, su espíritu era salvado por Brunilda, ella la entrenaba como guerrera, Odín le daba cuerpo y cuando ya era una excelente guerrera la nombraba valquiria y ahí aparece su poder. Mi padre solo tiene tres hijos, mis hermanos y yo. Mi madre fue una valquiria, la comandante y la favorita de mi padre. Se enamoraron y se casaron, años después nací yo. — dijo mirando el techo.
— ¿Eres la heredera al trono? — preguntó sorprendida.
—No, ese es mi hermano, yo soy una diosa, pero también una valquiria, lo he heredado de mi madre. — cuando lo dijo esta vez la miraba a ella.
—Conocía la historia, Odín se enamoró de su comandante, Brunilda.
—Así es.
— ¿Brunilda es tu madre? — preguntó sorprendida.
—Eso es lo que he dicho, si. — pensó en que los humanos eran muy lentos.
—Vaya, es todo un mito de la mujer. Una época dominada por los hombres, ella se consiguió un nombre tanto en el mundo humano como en Asgard. Una mujer guerrera que lucha para proteger a su gente, comandante de las valquirias. — Kaila sonrió ante eso, sabía lo que podía hacer su madre, ella misma la había entrenado.