De vuelta a la escuela

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Volvieron al Olimpo, no podían volver a casa porque no estaba Dagfinnr.
Después Claire pensó en la visita que acababan de hacer en el castillo, pensó que podía aplazar esa vida tranquila con su novia y su mascota, para volver a la escuela el próximo año. Dentro de ella sabía que no podía seguir con su vida con la espina clavada en el corazón, por no haber impartido clase aunque fuera un curso entero. Decidió hablarlo con Kaila, quería saber su opinión.

—Kaila, sé que a noche hablamos de irnos a la isla con Dagfinnr.
—Sí.
—He pensado en aplazarlo.
— ¿Por qué? — la miró extrañada.
—Quiero volver a dar clases.
—Creo que esa parte de tu vida esta maldita. Siempre que tratas de dar clases ocurre algo malo.
—Lo sé, pero ya no hay peligro, no siento ningún mal sobrenatural. Además aparecí en el castillo para dar clase. Creo que es una etapa de mi vida que no se ha terminado. Soy una diosa sí, pero ser maestra es parte de mí, es parte de mi vida como humana y no puedo dejarlo así.
—Creo que lo entiendo. Quieres cerrar un episodio de tu vida para poder ser feliz para el resto de la eternidad.
—Exacto.
—De acuerdo, aplazaremos nuestro destino un poco más. Volveremos al castillo, pero solo un año escolar, después nos iremos a casa.
—Me parece bien. — se abrazaron. — Será mejor contárselo a mis padres.
—De acuerdo.

Fueron a la sala del trono, cuando Kaila abrió la puerta una sombra la tiró al suelo, Claire no pudo hacer nada, pasó todo muy deprisa. Miró al suelo y vio a su mascota lamiendo la cara de su novia.

—Dagfinnr, nosotras también te hemos extrañado, pero sal de encima, que pesas. — el animal se apartó y se acercó a Claire; ella pensó que también se le iba abalanzar pero no fue así, se restregó por la pierna y ella sonrió.

Entraron los tres en la sala, con todo lo que había pasado fuera, nadie se había enterado. Zeus y Hera parecían cansados, se les notaba en la cara; delante de ellos, habían dos personas, un hombre y una mujer.

Claire y Kaila se acercaron y escucharon lo que estaba diciendo el hombre. Claire se puso seria y Kaila estaba enfadada por lo que estaban diciendo, a simple vista parecía que los dos dioses se estaban quejando ante el rey.

—No podéis permitir que nos hable así, nosotros somos dioses más viejos que ella, tiene que respetarnos. — dijo el hombre.

Claire supo quién era por su vestimenta, era un hombre obeso, con la nariz y las mejillas rojas, llevaba una corona de laurel dorado en la cabeza. Era Dionisio el dios del vino y de las fiestas.

—Si tienen alguna queja, díganmelo directamente a mí, no molesten a los reyes por sus tonterías. — dijo Claire mirándolos. Zeus la miró y sonrió, en sus ojos se podía ver que se alegraba mucho de ver a su hija ahí. — Tienen cosas más importantes que hacer, que escuchar a una panda de quejicas. Me imagino que todos los dioses de la otra noche, están indignados por lo que dije y ustedes son los portavoces. ¿Me equivoco?
—No. — dijo la mujer, era rubia y hermosa, no tanto como Afrodita, pero lo era de todos modos. Sus ojos plateados brillaban con intensidad, llevaba un vestido blanco y largo. Era Selene, la diosa de la Luna.
—Se sienten mal porque lo que dije era la pura verdad. Ustedes ya no son tan necesarios para los humanos, por eso están asustados porque haya aparecido una nueva diosa mucho más poderosa. Además que sin conocerlos dijo puras verdades.
—Serás hija de Zeus, pero eso no te da derecho a tratarnos con superioridad. — se quejó el hombre.
—Dionisio, ¿cuándo fue la última vez que hubo una fiesta donde la gente te adoraba? déjame pensar.... así, hace milenios. Puede que en el pasado se necesitara un dios para cada cosa del mundo, pero hoy en día, el hombre es más libre e independiente, no necesita rezar a los dioses por cada cosa que haga y obtenga, eso se acabó. Creo que Zeus y Hera, les siguen manteniendo en el Olimpo porque siguen siendo dioses, inferiores, pero dioses. Aunque no sirvan para nada. Y contestando a tu queja, yo jamás me he sentido superior a nadie. Me he criado como humana, hace tres años despertaron mis poderes y descubrí que mis verdaderos padres eran dioses del Olimpo. Crecí en un mundo donde todo lo que he visto hasta ahora, eran fantasías, no existía nada. Pero me he acostumbrado, conozco a chicos de otras razas sobrenaturales, conozco a todos los dioses del mundo, aunque no en persona, pero los conozco. Me he pasado un año estudiando todo de cada ser, desde sus puntos débiles hasta lo que comen. Eso no es sentirme superior.
—Dionisio, Selene, Aria es nuestra salvadora, tiene todo el derecho a quejarse, e incluso más que nosotros. En realidad, lo que dijo es lo que pensamos el resto de dioses de la primera y segunda generación. — dijo Hera.
—Mi hija es valiente y poderosa, se enfrentó a mi hermano, lo dejó manco para toda la eternidad. — los dos dioses se sorprendieron ante eso. — Se enfrentó a mi padre y a los titanes ella sola y acabó con ellos. Me siento muy orgulloso de ella, pero no solo por sus hazañas heroicas, sino también por su enorme corazón. Creció entre humanos y eso la ha ayudado a convertirse en la diosa que es. Es la Madre Tierra, la diosa de la naturaleza.

AriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora