Nueva vida, nuevo enemigo

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Llegó el día de volver a casa, los mayores se graduaron y el resto quedaron en verse después de las vacaciones.

Claire, con la ayuda de Kaila, guardó todos sus libros en cajas para la mudanza, después hizo la maleta. Iba a dejarlo todo en casa de sus padres.
Entre las dos lo metieron en el coche, Claire vio a los profesores esperándolas, se despidió de ellos agradeciendo todo lo que habían hecho por ella. También vio a los gemelos esperando, con ellos no hizo falta decirles adiós, porque se verían más seguido, y esperaba que fuera pronto.

—Amor, ven conmigo. — dijo Claire mientras la abrazaba.
—No sé, nunca he sabido cómo comportarme ante los humanos.
—Pero estaré contigo. — le hizo un puchero.
—Kaila va a conocer a sus otros suegros. — dijo Baudier tratando de decirlo en voz baja, pero no fue así.
—De acuerdo. — miró a sus hermanos. — llevaros a Dagfinnr a casa.
—Sí, comandante. — dijeron los dos a la vez, se pusieron firmes e hicieron un saludo militar.

Claire trató de aguantarse la risa pero no pudo, escondió la cara en el pecho de Kaila y se dejó llevar. Kaila abrazó a su novia mientras veía el comportamiento de sus hermanos, también le hacía gracia verlos así, pero trataba de esconderlo.

—Será mejor que nos marchemos, no quiero estrangularles. — dijo Kaila en voz baja.
—Está bien. — se separaron y entraron en el coche y se marcharon.
—Extrañaré mucho este lugar. — dijo Claire mientras miraba como se alejaban del castillo por el retrovisor.

Kaila puso una mano encima de la pierna de su novia para compartir ese sentimiento.

Cuando llegaron, Claire aparcó delante de la casa, llamaron a la puerta y Marie, la madre de Claire, abrió.

—Hola mamá.
—Hola cariño, ¿pensé que tendrías las llaves?
—Las tengo, pero no sé dónde las he metido, con la mudanza y eso.
—Tranquila. — en ese momento se fijó que su hija no estaba sola. — hola.
—Hola señora Davis. — dijo Kaila con toda la simpatía del mundo. — me llamo Kaila y soy una compañera de trabajo de Claire.
—Oh, pasad. — las dos entraron, Claire miró todo el tiempo a Kaila, no entendía porque había dicho eso a su madre.
— ¿Compañera de trabajo? Ja. Eso puede que fuera al principio pero hace mucho tiempo que no eran "compañeras de trabajo". — pensó, estaba un pelín enfadada.

—Kaila ¿en que trabajas? — preguntó mientras iba a la cocina a preparar algo para beber.
—Soy profesora de deportes.
—Sí, deportes mágicos de lo más extraños. — pensó de nuevo Claire con sarcasmo.
—Vaya, tiene sentido. — dijo Marie mientras miraba a Kaila de arriba abajo.
—Mamá, ejem. — dijo Claire para llamar la atención. — Sé que papá está con su grupo de amigos. Así que te lo diré a ti de un tirón y espero que lo aceptes porque no voy a cambiar, ¿entendido? — dijo Claire.
—De acuerdo. ¿qué sucede? — dijo mientras se acercaba a la isla a preparar las tazas con sus bolsitas de té, tenía que esperar que el agua se calentara.
—Mamá, Kaila no ES mi compañera de trabajo. — resaltó él "es". – Es mi novia, al principio fuimos compañeras, pero eso duró poco. Hice una clase y comprobé que no estaba hecha para eso...
—Pero cómo es posible, has trabajado en un instituto lleno de adolescentes con hormonas revolucionadas. — dijo sorprendida.
—Madre, donde he estado, es un sitio muy diferente, lo que tenía que enseñar no era lo que esos chicos tenían que aprender, el director cuando me contrató no pensó en el detalle de lo que quería que hiciera.
—No lo entiendo.
—Aaah. — suspiró, sabía que no podía darle todos los detalles, y eso era  frustrante,  no sabía cómo debía explicarse sin tener que decir, que donde ha estado era un lugar mágico, un castillo inexistente para los humanos, los alumnos eran criaturas que la gente conoce por los libros y por películas. — Da igual mamá, solo quiero que sepas que no estuve a la altura, pero permitieron quedarme para aprender. Kaila estuvo todo el tiempo a mi lado, y si quisiera, el próximo curso podría dar las clases para las que me contrataron, pero durante este último mes, me han pasado muchas cosas que no puedo explicarte. Solo quería que conocieras a mi novia y decirte que me voy a pasar una larga temporada viajando con ella. — sabía que estaba siendo muy misteriosa con su madre, cuando siempre se lo habían contado todo, pero sabía que de esto, no podía decir nada.
— ¿Te tomas un tiempo sabático? — preguntó Marie.
—Sí, pero aún no tengo fecha de vuelta. "En realidad no sé si volveré". — eso último lo pensó.
—De acuerdo mi vida, si crees que lo necesitas... adelante, sabes que te queremos y que esperaremos lo que haga falta.
—Gracias mamá. — se acercó a ella y la abrazó. — te quiero.
—Y yo a ti, mi niña.

AriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora