Boda divina

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Después de volver a Vancouver, Claire y Kaila se despidieron de los padres de Claire, y se tele transportaron al Olimpo, extrañaban a la pequeña.
Llegaron al campo donde los Pegasos pastaban, vieron a lo lejos Rea y a Argo, apartados del resto.

—Siguen sin juntarse con los demás. — dijo Aria, Kaila la miró un momento extrañada y después siguió su mirada hacía el grupo de Pegasos.
—Bueno, ellos sabrán el porqué.
—Pero ¿no te preocupan?
—Claro que si, nunca he visto un Pegaso alejado de los suyos, pero.... míralos... son los dos diferentes, de distinto color. Los demás no deben de verlos como ellos.
— ¿Sabes que acabas de decir que los Pegasos son racistas?
—¿Eso he hecho? no me he dado cuenta, pero es lo que parece en esta situación. — dijo Kaila.
—Lástima que no podamos llevárnoslos a la isla.
—Sabes que no aguantarían el clima y no tendrían que comer.
—Lo sé, lo sé, por eso he dicho lástima. — dejaron de verlos y entraron en palacio.

Cuando llegaron a la sala del trono, no había nadie.

—Qué raro, puede que estén en el patio de entrenamiento.
— ¿De verdad saben que veníamos? — preguntó Kaila.
—Sí, le dije a Afrodita que volveríamos después de la boda humana.
—Pues aquí no están. — salieron de la sala y fueron al patio que había detrás del edificio principal.

Cuando llegaron los vieron todos allí ultimando los preparativos para la boda.
Aria se quedó parada y con la boca abierta al ver lo que había hecho su hermana, Kaila la miró y sonrió.

—Eso te pasa por confiar en la diosa del amor. — dijo riéndose por la expresión de su esposa.
—Pe... pero.... no me esperaba esto. — dijo Claire tartamudeando.
—Los dioses queremos hacerlo todo a lo grande, cuanto más importante sea el evento, más lujos y exageración hay. — explicó Kaila.
— ¿Te acabas de incluir en ese paquete? — preguntó Claire con una sonrisa burlona.
—Bueno, soy una diosa.
—Yo también, pero no me verás jamás preparar algo como esto. O mejor dicho, no me verás preparar nada tan exagerado.
—Esperemos un siglo, y ya veremos.
— ¿Que quieres decir?
—Pues, con la inmortalidad llega un momento que se hace muy aburrida, no sabes que hacer, todos los días es lo mismo. Pero cuando hay algo diferente, después de tantos siglos; como el caso de nuestra boda, es un cambio muy importante, por eso tus hermanas han hecho todo esto. Saben que no necesitas nada de esto, pero están muy aburridas.
— ¿Y en Asgard?
— ¿Qué pasa con Asgard?
— ¿También os aburrís?
—No, cada día es diferente, siempre estamos haciendo cosas.
—O sea, que mi destino como diosa es aburrirme. ¿No?
—Mmm, yo no lo permitiré. — se acercó, la abrazó por la cintura y la besó. — vamos. — la cogió de la mano y se acercaron al resto de la familia que seguía ocupada colocando las cosas, bajo las órdenes de Afrodita.
—Al menos nos casará tu padre. — dijo Kaila para tranquilizarla.
—En realidad, no lo sé, no se lo he pedido aún.
—Pues cuanto antes lo hagas, antes evitarás que sea Afrodita.

Claire se apresuró y se acercó a su padre que estaba terminando de preparar un seto. A lo lejos se podía ver una figura humana, pero no podía distinguirse mucho.

—Papá. — dijo Aria.
—Aria, cariño. — la abrazó con ganas, la había echado mucho de menos. — ¿Cómo estás?
—Bien, oye... — no pudo continuar porque Zeus vio a Kaila y la abrazó también, la valquiria no se lo esperó. — papá, escucha, por favor.
—Sí, dime.
—Queremos que tu oficies la boda.
— ¿En serio? — preguntó sorprendido.
— ¿Por qué te sorprendes? al fin y al cabo eres el dios de todos los dioses, así que...
—Pensamos que iba hacerlo Afrodita, como es su campo y todo eso.
—Por eso le pedí que lo organizará todo, aunque no me esperaba esto, este descontrol. — dijo mirando el jardín.
—Y eso que quedan bastantes días para la boda. — dijo Kaila.
—Además, Afrodita, Artemisa y Atenea son mis damas de honor. — dijo Aria.
—Oh, y Ares el padrino ¿no?
—Sí.
—Entiendo, así que todos tenemos algo en la boda.
—Mis hermanos también, Baudier es mi padrino y Astrid mi dama de honor. — dijo Kaila.
— Será un honor casaros. — dijo Zeus sonriendo.
—Gracias papá.
— ¿Donde está Aileen? — preguntó Kaila.
—Con Hera en su habitación.
— ¿En la de mamá o en la de la niña? — preguntó Aria para asegurarse.
—En la de la niña, allí lo tiene todo, e incluso tu madre se instaló allí para cuidarla mejor.
—Lo siento papá. —dijo algo apenada.
— ¿Por qué? — preguntó con el ceño fruncido.
—Debes de extrañar a mamá por la noche. ¿No?
—Sí, pero ahora estáis aquí, así que recuperaré el tiempo perdido. — sonrió y se fue para continuar con el trabajo. Dejando allí a las dos mujeres impactadas.
—Te pasa por preguntar, nos hubiéramos ahorrado esto. — dijo Kaila.
—Lo sé, lo sé. Se me olvida que los dioses son muy abiertos. — se tapó los ojos con una mano y negó con la cabeza.
—Vamos, será mejor ir con tu madre. — le dijo en un susurro mientras la besaba en la mejilla.
—Sí, será lo mejor, quiero tener a nuestra pequeña en brazos.
—Yo también. — colocó un brazo en la parte baja de la espalda y se fueron.

AriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora