Aria

Hogar dulce hogar

Zeus se levantó al alba y fue a su despacho, por el camino vio como los Pegasos salían de los establos para ir a pastar al campo, sonrió.
Cuando llegó entró y cogió el aparato de tele transporte que le entregó Thor hacía un tiempo.

Salió y fue directo al campo, apretó el botón y un vórtice apareció por arte de magia, lo traspasó como si nada y este se cerró.

Una vez que llegó a Asgard, se dispuso a ir a la sala del trono, tenía que hablar con Odín y con el resto de la familia.

Por los pasillos se encontró con Baudier, ya era todo un hombre, le empezaba a crecer la barba.

—Baudier. — lo llamó.
—Majestad ¿qué hace por aquí? — preguntó mientras se acercaba a él.
—Quisiera hablar con tu familia.
—De acuerdo, pero mi padre ahora mismo está ocupado. Está recibiendo la felicitación de todos los Asgardianos.
— ¿En serio? — preguntó sorprendido.

Él sabía que no iba a tener esa tarea tan aburrida, porque el resto de dioses no sabían de la existencia de la boda. Pensó que pudieron notar ese poder cuando Kaila y Aria se besaron. Pero nunca darían la cara para felicitarlos, porque se sentían indignados y humillados por Aria, aunque razón no le faltaba.

—Bueno, esperaré a que termine, pero necesito que venga el resto.
—Muy bien, lo llevaré hasta la sala e iré a buscar a mi familia.
—Gracias Baudier, eres un buen chico. — dijo sonriendo.

Cuando llegaron a la sala, Zeus se sorprendió al ver la cantidad de gente que había haciendo cola para ver a Odín.

—Como le he dicho, tiene para rato. — dijo Baudier.
—No pasa nada, esperaré.
—Bien. — se marchó para buscar al resto de su familia.

Zeus se paseó por la sala y sonrió al ver la cara de aburrimiento que tenía su amigo. Aunque trataba de disimularlo.

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Kaila y Aria se despertaron y se incorporaron, vieron a Loki con Rea y Argo y sonrieron.

—Se les ve felices. — dijo Kaila.
—Buenos días. — dijo Aria besándola.
—Buenos días.
—Hay mucho que hacer ¿no? — preguntó Aria al ver que el sol estaba bastante alto.
—Sí, hemos dormido mucho. Ve a nuestra habitación, recoge las cosas mientras yo me ocupo del carro.
—De acuerdo. — se volvieron a besar y cada una se fue hacia una dirección.

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Zeus vio a Brunilda y a los demás acercarse a él.

—Hola Zeus, ¿ha ocurrido algo con las chicas? — preguntó Brunilda.
—No, están bien, o eso creo, hoy no las he visto.
— ¿Que te trae por aquí? — preguntó Thor.
—He venido para que firméis todos unos documentos importantes.
—¿De qué son?
—La invitación permanente para ir cuando queráis al Olimpo. — la noticia fue tan increíble que nadie dijo nada. — Ahora somos familia y como Thor me dio un dispositivo para tele transportarnos aquí.... Es lógico que vosotros también tengáis el derecho de venir a mi mundo sin esperar invitación.
— ¿Lo dices en serio? — preguntó Brunilda.
—Sí.
—Pero ahora las chicas se van a ir a su isla. — dijo Thor.
—Pero eso no impide que vengáis, después de todo somos amigos. — explicó Zeus.
—En eso tiene razón. — dijo Loki a su hermano.
—Oh, gracias Zeus, de verdad. — dijo Brunilda abrazándolo.
—No hay de que, hace mucho que teníais que tener ese permiso permanente, pero he estado algo ocupado. — se disculpó.
—Lo entendemos, habéis pasado por mucho tras recuperar a Aria. — dijo Brunilda.
—Sí. — hizo aparecer los pergaminos y le dio uno a cada uno, ellos firmaron sin problemas. Solo quedaba un pergamino, que tenía que ser firmado por Odín.
—Déjame, yo se lo doy, le diré que es algo importante que necesita su firma, y lo hará sin leerlo. — dijo Brunilda cogiendo el pergamino y marchándose hasta el trono de su esposo.