Aileen

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A la mañana siguiente, Claire se despertó temprano porque Aileen estaba llorando, fue a ver que le pasaba.

Cuando terminó con las necesidades de la niña, buscó a Kaila por la habitación y no la encontró.

—Será mejor buscar a mamá. — dijo mirando a la bebé.

Fue a la sala del trono y vio a toda la familia reunida. Aileen hizo un ruidito que resonó por toda la sala, todos se giraron y las vieron allí de pie.
Kaila fue la primera en acercarse y la abrazó, le dio un beso de buenos días y después besó la cabecita de su hija.

— ¿Qué estabais haciendo aquí reunidos? — preguntó Claire.
—Nada. — contestó muy rápido, se había puesto nerviosa.
—Mmm, Kaila ¿qué está pasando?
—Nada de verdad, mi padre se ha ido al castillo para avisar a Osis sobre la reunión. Solo estábamos hablando de eso y de lo que haremos nosotras cuando nos marchemos a la isla.
—De acuerdo. — no estaba del todo convencida.
—Mientras esperamos, ¿por qué no vamos a darles la noticia a tus padres? — preguntó de repente. Claire la miró un rato, no acababa de entender ese comportamiento tan raro que tenía su novia. Parecía como si hubiera hecho algo malo y no quería decírselo, tratando de escurrir el bulto.
—De acuerdo, no preguntaré más. — pero no dejaba de mirarla con los ojos entrecerrados, Kaila tragó saliva con fuerza, empezaba a sentir la garganta seca por los nervios.

No podía decirle que durante la noche se mantuvo despierta pensando en el futuro. Sabía que volverían a la isla con la niña, pero quería que fuera más real, más formal su relación. Así que se levantó temprano para hablar con Afrodita sobre lo que quería hacer y ella estuvo de acuerdo y sonrió. Después lo contaron a los demás para que ayudaran a la diosa del amor a prepararlo todo. Kaila quería que fuera perfecto, porque después de dar el anuncio al mundo mágico, iba a pedir en matrimonio a Claire.

Las tres se marcharon dejando a la familia libre para prepararlo todo bajo las órdenes de Afrodita.
A Thor se le ocurrió preparar el anillo de pedida pero necesitaba un taller, Afrodita lo llevó a las forjas de Hefestos para que pudiera hacerlo, claro está que antes tenía que pedirle permiso al dios herrero, pero sabía que lo iba a conseguir porque lo tenía comiendo de su mano, estaba completamente enamorado de ella, aunque Afrodita no sentía nada por él; pero en un momento como ese, tenía que utilizar ese enamoramiento en su beneficio, era para algo importante.
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Kaila y Claire llegaron a Vancouver, estaban en el parque de su antiguo vecindario, así que fueron a ver a sus padres. Kaila sujetó a Aileen para dejar a Claire llamar a la puerta y abrazara su familia.

Claire llamó y su madre abrió la puerta, se alegró mucho de verla, se podía ver en sus ojos azules.

—Claire hija, pasad. — se apartó de la puerta y las dejó pasar.
—Hola mamá. — la abrazó.
—Hola señora Davis. — dijo Kaila.
—Hola Kaila, me alegra verte y gracias por cuidar de mi niña.
—De nada. — miró a la bebé que tenía Kaila en brazos, pensó que era su hermanita porque se la veía muy tranquila. — Tienes una hermanita muy hermosa.
—Mamá, no es su hermana, es nuestra hija. — dijo Claire sonriendo.
— ¿Vuestra hija? ¿Cómo ha pasado? Sé que sois diosas y eso, pero no creo que podáis quedaros en estado sin ayuda. — dijo Marie.
—Es una historia un poco complicada, solo puedo decirte que fuerzas poderosas me han otorgado a esta niña. Es el futuro de la Tierra.
—De acuerdo, no preguntaré más, si esta niña es fruto de esas fuerzas poderosas que dices, es mejor no saber más. Por las dudas. — miró a Kaila. — ¿Puedo cogerla?
—Por supuesto, es su abuela. — se la pasó con mucho cuidado.
—Hola preciosa, soy tu abuela Marie, soy humana, ya debes de conocer a tus otras dos abuelas. — dijo sin más, se alejó de las chicas con la niña y se sentó en el sillón. No dejaba de mirarla, era como si estuviera hipnotizada por ella. — Me recuerda mucho a ti cuando llegaste. — tenía una dulce sonrisa en su rostro.

AriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora