Boda en las Cataratas del Niágara

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Pasaron los meses, Claire y Kaila lo tenían todo controlado, no había problemas de última hora ni nada. Como iba a ser una boda muy sencilla no necesitaban mucho. Tenían lo más importante, las reservas del hotel y del barco, más el menú de la cena de ensayo y la cena de la boda.

Llegó el día antes de la boda, el día del viaje se irían en avión porque eran menos horas de vuelo aunque tenían que hacer escala. Estaban en la sala de espera del aeropuerto; Kaila estaba leyendo un tríptico turístico de su destino, le parecía interesante.

—Aquí dice que por ellas pasa todo el agua de los grandes lagos  — dijo Kaila.
—No lo sabía. — dijo Claire.
—Está compuesta por tres cataratas, dos grandes y una pequeña, una de las grandes: la catarata canadiense (Ontario) y la otra es la catarata estadounidense (Nueva York), la pequeña se llama Velo de Novia.
—O sea que se encuentra entre dos países, y entre dos Estados. — dijo Claire entendiendo lo que le estaba diciendo su prometida.
—Sí, es increíble. — se la veía muy emocionada y Claire sonrió al verla así.
—"Quien iba a imaginar que la comandante de las valquirias se comportaría de esta manera tan infantil". — pensó Claire.
— "Bueno, ya no soy la comandante". — dijo Kaila mirándola.

Claire la miró por un segundo antes de volver la vista a la pantalla para ver si abrían las puertas. Era un viaje largo, seis horas y media con escala en Chicago.

El hotel que habían reservado era el Wingate by Wyndham Niagara Falls, un hotel cerca de las cataratas y bien de precio.
Se iban a casar el cuatro de noviembre, el último día de los cruceros en barco, porque después no se podía ir por las heladas.
El barco que habían reservado era el Hornblower Niagara Cruises.

Harold tenía guardado en su riñonera las dos joyas que simbolizan el amor de Claire y Kaila.

Ellas decidieron que fueran brazaletes de oro, con sus nombres y fecha de la boda, cubría el antebrazo, eran brazaletes como los que usaba Kaila cuando llevaba su armadura de valquiria, para protegerse los brazos, pero en vez de ser plateados eran de oro, porque sabían que en la boda divina llevarían anillos hechos por Thor.
También contrataron a un fotógrafo para que inmortalizara la boda y la cena.

Llegaron a la ciudad, el taxi paró delante del hotel, cogieron sus maletas y fueron directos a la recepción.

—Buenas tardes, me llamo Claire Davis, reservé dos habitaciones de matrimonio hace un tiempo. — dijo Claire.
—Oh sí. — dijo la chica mirando el ordenador, activó las tarjetas llave de las dos habitaciones y se las dio. — aquí tiene y sean bienvenidos a Niágara, espero que disfruten de su estancia.
—Sí, muchas gracias, eso haremos. — cogió los dos sobres con las llaves y le dio uno a su madre.

Fueron a las habitaciones, eran contiguas, los cuatro estaban cansados así que no iban a salir el resto del día de sus habitaciones.
Kaila colgó el vestido en el armario y Claire guardó la ropa.

—Creo que voy a darme un baño caliente y largo, estoy cansada. — dijo Claire mientras iba al baño.
—De acuerdo cariño, ¿te preparo el pijama? — preguntó Kaila.
—Por favor.

Claire llenó la bañera y miró lo que había en ella por parte del hotel, champú, gel, sales...
Cogió el paquete de sales y la abrió, cogió un poco con la mano y lo olió, conforme con el aroma, las echó en el agua.
Removió el agua con la mano para que se disolvieran y después se quitó el albornoz y se metió en el agua.

Kaila se acercó al baño y la vio tumbada en la bañera con los ojos cerrados y sonrió.

— ¿Necesitas que te lave la espalda? — Claire la miró y sonrió.
—Ahora no, pero cuando me duche te llamaré.
—De acuerdo, estaré en la cama, dejo la puerta abierta para poder oírte.
—Bien. — cerró los ojos de nuevo y Kaila se marchó.

AriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora