La bebé

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Cuando llegaron sintió como alguien la llamaba, le pasó la niña a Kaila y siguió la voz, parecía que estuviera hipnotizada. Kaila y Baudier no entendieron nada, la siguieron, pero desapareció de su vista.

— ¿Ha donde ha ido? — preguntó Baudier.
—No lo sé.

Aria reaccionó y se dio cuenta que ya no estaba en el Olimpo, sino otro lugar, desconocido para ella.

— ¡¿Hola? ¿hay alguien ahí?! — preguntó gritando, estaba completamente sola, su voz resonaba con eco, estaba todo muy oscuro.
—Aria. — se escuchó una suave voz.
— ¿Quién me llama? ¿muéstrate? — iba a prepararse para luchar pero una luz cegadora se lo impidió, cuando todo se calmó vio a dos personas, las reconoció una era su bisabuela, y la otra su abuela.

Aria miró a su abuela con tristeza.

—Abuela, lo siento mucho.
—No es culpa tuya, hiciste lo correcto, ahora puedo estar en paz gracias a ti. Ya no tengo de que preocuparme cuando alguien volverá a despertar a Cronos y él me controlara. Solo quiero agradecerte por salvarme de ese destino.
Aria sonrió ante eso, se relajó al saber que su abuela descansaba en paz.

—Aria, sabemos que tienes muchas preguntas en estos momentos, pero hemos venido para hablarte de la niña que has encontrado. — dijo Gaia.
—De acuerdo. — era verdad que tenía preguntas, pero se centró cuando mencionaron a la niña.
—Has sentido su poder ¿verdad? — preguntó Rea.
—Sí, es parecido al mío. ¿Es el futuro de la Tierra?
—Sí, es tu hija como la de Kaila. En vuestras peleas cuando resultasteis heridas, vuestra sangre fue absorbida por la tierra. Con el tiempo, la sangre se fusionó y el resto lo hizo la naturaleza.
— ¿Es una diosa? — preguntó sorprendida.
—Todavía no, cuando la proclames hija tuya y de Kaila, la niña brillará y sentirás mucho más sus poderes. En ese momento se convertirá en diosa. — continuó con la explicación Rea.
—No lo entiendo, el planeta ha creado a una madre naturaleza con casi todos mis poderes. No es una ninfa, ni maga y por los poderes que noto en ella tampoco es humana. ¿No pertenece a ninguna raza hasta que yo diga ante todos que es mi hija?
—Veo que lo vas entendido. — dijo Rea sonriendo.
—Es muy lista. — dijo Gaia riendo.
— ¿Por qué la Tierra ha hecho esto?
—Como agradecimiento por todo lo que has hecho, por tu lucha constante para mantenerla a salvo. — contestó Rea.
—No está a salvo, los humanos no hacen más que contaminar.
—Cierto, pero en ese aspecto, por desgracia, no puedes hacer nada. Yo no pude. — dijo Gaia.
—Abuela Gaia, tú has sido la madre natura durante siglos, yo acabo de empezar, no lo merezco.
—Aria, tú no puedes tener hijos propios, tu marido es una mujer. — Aria se sonrojó. — tú eres la diosa que hace el papel de Madre Tierra, es tu herencia, pero eres una guerrera ante todo. La niña no lo será, tú le enseñarás como controlar sus poderes y usarlos para el bien. Tienes que convertirla en la Madre Natura. Son dos por uno. — explicó Gaia.
—Creía que lo era yo. — dijo triste, porque acababa de descubrir que seguía sin saber qué tipo de diosa era.
—De momento, pero no es tu deber ser la Madre Tierra y la Madre Natura. Tu proteges al planeta, la Madre Natura se ocupa del clima, de la vegetación, la fauna...
—Entiendo, yo me ocupo del mundo y la niña se ocupará de lo que vive dentro de él.
—Exacto. — dijo Rea.
—Creo que lo entiendo. Pero hasta que no sea nombrada madre natura, yo seguiré ocupándome de esa labor, y cuando ella sea mayor me reemplazara.
—No te reemplazara, ella es tu hija y cuando la proclames tuya, se convertirá en la diosa de la Natura. Tu deber es enseñarla, educarla. — explicó Gaia.
—Es un poco complicado. Pensaba usar la magia divina para quedarme en estado.
—Eso no se puede. Es uso personal y ya sabes lo que significa. — contestó Rea rápidamente.
—Sí, no se puede utilizar ningún tipo de magia en beneficio propio.
— ¿Ya has pensado en un nombre? — preguntó Rea cambiando de tema.
—Aileen ¿qué os parece?
—Es un bonito nombre, y le quedará de maravilla. — dijo Gaia.
—Ahora que sabes de la existencia de la niña, será mejor que vuelvas con ellos. — dijo Rea.
—Aria, no comentes a nadie que nos has visto.
—De acuerdo. — se extrañó ante ese comentario de su bisabuela, iba a preguntar por qué, pero volvió al Olimpo.
— ¡Claire! — escuchó la voz de Kaila acercarse a ella con la niña.
—Kaila. — dijo al tenerla justo al frente, cogió a la niña, esta sonrió.
— ¿Dónde estabas?
—Descubriendo cosas de nuestra hija.
— ¿Nuestra? — preguntó alzando una ceja.
—Sí, es una historia complicada, luego te la cuento.
—De acuerdo. — no dijo nada sabía que en esos momentos tenía que confiar en ella.
—Además he pensado en el nombre perfecto.
—Dime. — dijo sonriendo.
—Aileen.
— ¿Qué significa?
—Prado verde. — no podía decirle todavía que era la Madre Natura.
—Tiene sentido, la encontramos en un prado; vale dentro de un árbol, pero estaba en el prado.
—Es cierto, será mejor presentarla a los demás. Pienso que deberías llamar a tu familia para que venga, también tienen que conocerla.
—Tienes razón, enviaré a Baudier, creo que es mejor que enviarles una carta.
—De acuerdo, aquí te espero. Por cierto, dile a Baudier que vaya por Dagfinnr.
—Lo haré. — se marchó hacía donde estaba su hermano y Aria se quedó a solas de nuevo con Aileen.
—Tienes el reconocimiento de la antigua Madre Tierra y de mi abuela Rea. — la niña se rio. — cuidaremos de ti, crecerás llena de amor, te enseñaré a usar tus poderes de la vida y muchas otras cosas más. Serás la niña más consentida de toda la familia de dioses que existe. Tanto griegos como nórdicos. — la besó la frente y la meció para dormirla, tarareó una nana.

AriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora