CAPITULO-10

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Angelo

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Angelo.

Me coloco los lentes de sol cubriendo mis ojos y me adentro al edificio de corporación Vicctolio, empresa de construcción.

Hoy he venido a dejar algunas cuentas claras, ya que muchas veces las personas tienden a unir "amistad" con negocios y pues, yo sí sé diferenciar una cosa de la otra.

Meto mis manos en los bolsillos de mi pantalón y salgo del ascensor con mi consigliare a mi lado. Es él quién me abre la puerta de la oficina de Iván. El padre de Erin.

-¡Mi capo!-Se levanta de su asiento con asombro cuando me ve.

La estancia está iluminada con las lámparas que adornan el techo, su oficina es sofisticada y si, acogedora, pero poca iluminación solar se cuela por la ventana que tiene las persianas bajas.

Me quito los lentes y los cuelgo en mi camisa, ignoro la mano que me tiende cuando se acerca y pasando por su lado tomo asiento frente a su escritorio.

Tumbo mi espalda hacia atrás y me froto la frente fingiendo cansancio.

-Sabes bien que me molesta tener que acudir personalmente para arreglar cuentas pendientes-Le aviso.

Se pone nervioso y se sienta frente a mí. Alzo una mano y mi consejero me tiende mi pistola y el cañón silenciador, con calma lo enrosco en el arma para después colocarla sobre la mesa haciéndolo palidecer.

Apoyo mis codos sobre la madera y lo miro con amenaza y seriedad.

Al contrario de Erin que es rubia, su padre es pelinegro con bigote, alto y regordete.

-¿Dónde está el dinero de la mercancía de hace un mes?-Le pregunto con calma.

Se aclara la garganta.

-Mi capo, en una semana se la tengo.

-No te pregunté cuando me la entregas, si no dónde está.

Toma un paño para secar el sudor de su frente.

-Capo la mercancía llegó a destino, pero la gente de Flaviccio no me dan respuesta.

-¿Los del este de la ciudad?-Arqueo una ceja con extrañeza.

Asiente con nerviosismo.

Me froto la frente negando en reproche y después lo miro.

-¿Que haces mandando mercancía para allá?, Si sabes bien que esa ruta no nos corresponde a nosotros.

No le van a pagar, no lo mato ahora mismo porque muerto no me sirve, si o si a mí me paga hasta el último centavo.

-Señor...

Me levanto y cargando la pistola lo apunto en su hombro, se va hacia atrás cuando el proyectil perfora su piel. Grita de dolor colocando una mano tratando de detener la sangre.

IL MIO ANGELO OSCURO (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora