IL MIO ANGELO OSCURO.
(Venganza Destructiva)
A los 15 años, Bianca Volkova fue testigo del brutal asesinato de sus padres a manos del don de la familia Rossi, una poderosa mafia italiana. Devastada y sola, huye a Rusia, donde se sumerge en un mundo...
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Naomi.
La estancia es de campo abierto y está totalmente llena de personas elegantes y finamente arregladas. Grandes candelabros de cristales cuelgan en el techo iluminando todo el lugar.
Miro a mi alrededor, buscándolo con la mirada hasta que lo encuentro. Sus cabellos negros están perfectamente peinados hacia atrás, tiene un traje de gala en color negro, su presencia no pasa desapercibida, a su lado y con su brazo entrelazado con el suyo está una rubia vestida de negro que no deja de mirarme.
Esta elegante y erguido mostrando seguridad y seriedad, pero esos tatuajes que sobresalen en su cuello y esas tres estrellas que están debajo de su ojo izquierdo muestran lo malo y soberbio de su ser. Hay cosas que no se pueden ocultar y la maldad es una de esas cosas.
Miro al frente y desde mi lugar visualizo a mi presa, su mirada conecta con la mía y sin apartarle la mirada bajo escalón por escalón con elegancia y sensualidad. Se acerca y me espera a los pies de las escaleras.
Con un brazo en su espalda y la otra extendida me recibe con una cálida sonrisa, sonrisa que le devuelvo. Se inclina y sin dejar de mirarme deja un casto beso en el dorso de mi mano.
Es guapo, rubio y robusto, con ojos color azules como el mar. Que pena, que se haya fijado en su depredador.
Con nuestros brazos entrelazados me adentra a la estancia bajo la mirada de todos los invitados.
Detallo a los dos hombres que lo acompañan, cada uno tiene armas en su cintura. Me miran con cautela de arriba a abajo. Lo único que cargo escondido en uno de mis muslos es mi fiel navaja, no tuve donde traerme una pistola.
-Eres muy joven para ser una viuda. ¿No crees?
Toma una copa y me la tiende.
-¿Qué le puedo decir?. Mi debilidad son los hombres mayores, no estoy para perder el tiempo en alguien que no sabe lo que quiere.
Arqueo una sonrisa tomando un sorbo de mi copa.
-«Las cámaras han sido manipuladas»-Me informan una voz que no logro reconocer por el pequeño auricular casi imperceptible a la vista.
-Aidan Schreiber-Se presenta el estadounidense bajo otro nombre tendiendome su mano. Un placer conocerla.
Se la tomo y dejo tiempo de más para que la feromona que coloqué en mi mano se introduzca en su piel.
-El presentador ya dijo mi nombre, pero me vuelvo a presentar. Anabella Vanetto.
No aparto mi mirada de la suya cuando me acerco, voy a su oído y le hablo con voz seductora yendo al grano, necesito que respire en mi cuello también para asegurarme así que la feromona empiece hacer efecto desde ya.
-No pensé que al venir aquí conocería a alguien tan... interesante-Le digo con seducción.
Me aparto, pero me toma de la cintura acercándome a su cuerpo.
