CAPITULO-18

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Angelo

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Angelo.

- Mátalos a todos. Si les da ventaja, ellos lo matarán a usted.

La miro en silencio analizando su consejo, porque es justamente lo que estaba pensando. Los capos de la organización me están mirando como una amenaza y la amenaza termina acabando con el problema y el problema soy yo.

Me giro para mirar a Cillo, haciendo un ademán con la mano lo llamo y se acerca. Le digo algo cerca del oído y asiente. Se aleja.

La doncella hace el amago de introducirse a la camioneta, pero antes de que lo haga, la jalo y cierro la puerta. Me mira sin expresión, porque algo que tiene esta mujer, es que jamás podrás descifrar qué siente, porque su expresión de seriedad es como una máscara impenetrable.

Unos de mis hombres se acercan con tres ametralladoras. Me tiende dos.

La camioneta donde venía mi padre toma camino y cuando ya se ha perdido de mi vista miro a la mujer que está a mi lado mascando chicle, no he dejado que fume cigarrillo y calma su ansiedad de esa forma.

-¿Vamos?-Le tiendo unas de las armas.

Arquea una sonrisa entre divertida y siniestra enseñándome sus dientes blancos.

Toma la ametralladora y la carga. Monta la cuerda en su hombro para aguantar el peso del arma y apunta al frente.

-Me gusta divertirme.

Cargo la ametralladora y la apoyo en mi hombro cuando retomo el camino que había dejado atrás con la doncella a mi lado. Llegamos a la gran puerta de metal y nos detenemos frente a ella uno al lado del otro.

Miro a mis hombres cuando esperan mi señal para abrirlas y con la doncella a mi lado apunto al frente. Doy la señal y la puerta es abierta.

Una ráfaga de disparos mandan al piso a todos los que están sentados alrededor de la mesa. Si no tenían intención de irse todavía era porque estaban confabulando en mi contra. El impacto de los proyectiles hacen que los cuerpos de los hombres vibren antes de caer al piso.

Cuando ya he terminado, ceso con el fuego y apoyo el arma en mi hombro, fijo mi atención en Naomi, quien con una sonrisa en sus labios no deja de disparar a todos, ya están muertos, pero dejo que haga lo que quiera. Descarga todo el cartucho de la ametralladora y me mira bajando el arma.

-Cerciorándome que no respiren, mi señor.

Esta mujer es una demente. Me estoy metiendo en el infierno.

Miro a Cillo.

-Encargate que todos en los barrios bajos y altos se enteren, que Angelo Rossi es el nuevo don de la mafia italiana.

Las camionetas se ponen en marcha hacia mi empresa, debo mantener mi fachada de empresario honorable, como también, debo ponerme al día con los regalos mensuales en efectivo a los entes policiales, gobernantes y jueces para que no me jodan y se hagan la vista gorda ante cualquier hecho que me pueda perjudicar, les conviene si o si recibir mis ofrendas de paz, ya que de hacer lo contrario, le mato a toda la familia.

IL MIO ANGELO OSCURO (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora