IL MIO ANGELO OSCURO.
(Venganza Destructiva)
Bianca Volkova tenía tan solo 15 años cuando fue testigo del brutal asesinato de sus padres a manos del don de la familia Rossi, una poderosa mafia italiana. Destruida y sola, huye a Rusia, donde se sumer...
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Angelo.
-Tengo hambre-Dice Naomi a mi lado.
Desvío mi atención de la ventanilla hacia ella que está al otro extremo del asiento. La cosa en la ciudad está que arde, ya que según fui secuestrado por el cartel del dragón rojo y debo de esconderme hasta que mis hombres simulen mi rescate.
-Cillo estaciona en cualquier lugar y compra algo de comer para dos-Mi consejero me mira por el retrovisor y asiente.
Hora después la camioneta se estaciona en medio de la nada y estirándome hacia atrás tomo un bolso. Abro la puerta y me bajo.
-Vamos, Naomi-Le tengo la puerta abierta.
-¿Vamos?. ¿A dónde?-Me mira con una ceja arqueada tomando las bolsas con comida junto a su cartera.
Suspiro, no tengo paciencia para esto. Me estiro sobre el asiento y tomándola de un brazo la arrastro hasta que la saco. Cierro la puerta y la camioneta es puesta en marcha casi al instante.
Solo mi consejero sabe que estamos aquí. Solo en él confío, en nadie más.
-Camina-Empiezo a andar.
Calzo el bolso en mi hombro donde hay ropa, armas y un teléfono el cual no se puede intervenir.
La luna llena es lo que nos regala un poco de claridad, se escuchan el sonido de animales nocturnos.
-¡Angelo, puedes esperar!. Cargo tacón por si lo has olvidado-Me reclama.
-Das batalla con esas cosas tan altas y no puedes caminar-Tuerzo los ojos. Saco la cajetilla de cigarrillos y enciendo uno. Guardo el encendedor en mis bolsillos para seguidamente soltar el humo de mis pulmones.
-¿Tienes el dispositivo supongo?-Le pregunto.
-Claro, está en mi cartera de mano. No se porque estoy aquí Angelo-Cuestiona a mis espaldas.
-Porque Giovanni está vigilando tu residencia para matarte.
-Eso lo sé.
-¿Por qué no lo has matado entonces?
-Porque eres tú quién debe de hacerlo, no yo.
No deja de quejarse que camino muy rápido y que sus pies le duelen por lo alto de sus tacones. Boto la colilla al piso cuando llego al punto indicado y visualizo la motocicleta que esperaba por mi.
-Toma-Le tiendo el bolso.
Lo toma y me voy a sacar la moto de entre la maleza. Me monto y la enciendo.
-Móntate-Lo hace agarrándose de mi cintura y acostando su pecho en mi espalda.
Serpentiamos por el camino arenoso rocoso y detengo el paso cuando un leopardo se atraviesa en nuestro camino. Nos mira para después de un salto meterse entre la maleza y yo coloco la nave en marcha.