17. Anuncio

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Volvimos al ducado y fingí que todo estaba bien, como si el peligro de un dios loco tratando de llegar a este mundo y el híbrido sumamente peligroso que amenazaba el equilibrio no fueran realidades a las que debiera temer.

Apenas llegamos, Charles me entregó un anillo, una pieza impresionante de diamantes y rubíes, una reliquia familiar con la inscripción "En la luz y en la oscuridad"  grabada en celta en su interior. No podía apartar la vista de él; cada detalle era tan delicado que resultaba incómodo y, a la vez, fascinante.

Comprometida nuevamente, y esta vez con un humano, y no uno cualquiera.

De repente, la puerta se cerró con brusquedad y me sobresalté. Eva se acercó, su rostro enrojecido por la furia. Sin previo aviso, me dio una bofetada, el ardor en mi mejilla me confirmó que no lo había imaginado. La ira se apoderó de mí inmediatamente.

-En mi existencia, nunca, pero lo que es nunca, nadie me ha tocado el rostro- dije lentamente, cada palabra impregnada con un veneno frío-Ni siquiera un dios se atrevió a ponerme una mano encima. ¿Y tú, sucia mundana, te atreves?

Eva, temblando de rabia y miedo, respondió con una actitud altanera,  levantando la mirada.

-Hacía falta que alguien te pusiera en tu lugar.

Noté la rabia en sus palabras, pero mi enojo era aún mayor. Una solitaria gota de sangre se deslizó por mi mejilla, que con mis dedos detuve con calma. Mantuve mi mirada fija en su mano, donde un anillo de metal celestial captó mi atención de inmediato.

-¿Qué te pasa? -pregunté, tratando de controlar mi furia.

-¡¿Cómo te atreves a aceptar casarte con mi hijo?! -exclamó Eva, su voz llena de desesperación y enojo.

Entonces entendí todo. Empecé a reír con burla, la risa saliendo de lo más profundo de mi ser.

-¿Aún crees tener algún tipo de derecho sobre Cain, o mejor dicho, Charles?

-Es mi hijo -respondió con una firmeza que no le quedaba en absoluto.

-No lo es, lo sabes Eva

-Yo cree su alma -eso me arranca otra carcajada

-A veces enserio me sorprende su antropocentrismo. El alma es una fracción de energía, y esa energía viene de Dios

Eva quedó inmóvil, petrificada, mientras me acercaba. Levanté un dedo, de donde emanaba una minúscula luz de pura divinidad, su brillo era frío y cortante.

-Eva -dije con voz baja y amenazante- desde siempre has desafiado a los celestiales. Esto solo será un recordatorio.

Al tocarla con el dedo, ella empezó a retorcerse de dolor. Su cuerpo no podía soportar la pureza de la divinidad, y la tortura visible en su rostro me confirmaba el impacto de mi acción.

-Me casaré con Charles, duque de Luxemburgo, te guste o no. Para él, ahora no significas nada.

Solté su cuerpo, que cayó al suelo como un títere al que le cortaron los hilos. Eva jadeaba de dolor, pero en sus ojos aún brillaba la furia. Sabía que no la había doblegado, al menos no por completo.

-Esto no ha terminado -dijo con la voz ronca- Yo no seré la única en detenerte, Ameliel. Tarde o temprano, él sabrá como eres realmente.

-Déjalo intentar -le respondí fríamente mientras me apartaba de su lado, mi mirada fija en la puerta que estaba a punto de abrir- La verdad siempre sale a la luz, Eva, pero no será tú quien la revele. Tienes demasiado que perder, ¿no?

No le di tiempo a responder, salí de la habitación y me encontré de frente con Charles. Su expresión cambió de inmediato al ver la tensión en el aire, aunque intentó disimularlo con una sonrisa.

-¿Pasa algo?-el niega con la cabeza

-Todo está bien pero tenemos que tratar  algunos asuntos-el toma mi mano y me lleva con el a su despacho, en su escritorio descansa la carta con el sello  de la familia real

-¿Que es eso?

-Una invitación  a tomar el té con la reina

-No soy experta en relaciones humanas pero eso es raro .

Invitar a una joven debutante a tomar el té, bueno joven no estoy pero ellos creen que si.

-No exactamente, pudiste caerle bien-Charle me responde mi duda

-Iré, no me molesta

-Lo se  pero aun  me preocupa tus modales -lo miro indignada pero luego recuerdo como entre a la casa del barón y le doy la razón

-me se compórtar

-se nota-se esta mordiendo el labio inferior para no reír, entrecierro los ojos al notar que se esta burlando de mi.

-Eres un maldito- de doy un pequeño golpe, no puedo aguantar y me río con él

-bueno, a lo otro

-te escucho-el no saca la sonrisa que tiene pintada en el rostro

-el anuncio de nuestro compromiso

Sentí que mi corazón latía más rápido, aunque mi rostro permanecía impasible. Todo esto sucedía demasiado pronto, pero ya no había vuelta atrás.

Charles miró hacia mí, y en ese instante me si cuenta que al decir que si al duque tome la decisión demasiado a la ligera.

Sin tener en cuenta todo lo que implicaba un matrimonio

No solo era algo sentimental,  también era algo fisico.

-Creo que una semana es un tiempo prudente para realizar una fiesta de anuncio- mientras el pensaba  en el anuncio mi mente se desvío hacia otros lares

Intimidad...Con un humano

-Me parece bien-respondi aun perdida en mi mente

¿Que tan bueno seria eso?¿y si quedo embarazada?¿y si Lucifer se entera?

De repente, sentí una presencia en el despacho. Algo que se movía entre las sombras, apenas perceptible. Un escalofrío recorrió mi espalda.

Volví la vista un instante hacia la entrada, y allí, en la penumbra, distinguí una figura observándonos. Aunque no pude ver su rostro con claridad, sabía que esa presencia oscura estaba conectada a lo que vendría.

La decisión se había tomado, pero el verdadero juego apenas comenzaba.

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