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Al abrir la puerta de su hogar, Sukuna esperaba encontrar a Megumi bajo el efecto de su celo o, al menos, algo similar. Pero la escena que encontró era completamente diferente. Megumi estaba apoyado en la barra de la cocina, con los ojos hinchados y unas hojas sobre esa misma.

El aroma a tristeza que emanaba su omega hizo que el corazón de Sukuna se hundiera. Se acercó con suavidad, con voz suave y preocupada.

—M-Megumi, ¿estás bien? — preguntó, viendo cómo el chico lo miraba con una mezcla de decepción y dolor. Sukuna notó que las hojas que Megumi veía contenían imágenes que hicieron que el estómago se le encogiera.

Entre las imágenes, había una foto de Sukuna en la estación de policía, cuando se entregó años atrás, al igual que el informe de lo que se le acusaba y finalmente las del burdel. No eran fotos de él agrediendo a alguien, sino de él con la beta que lo había llevado a una habitación.

—Déjame explicarte, todo tiene una...

Antes de que pudiera terminar, Megumi se levantó y, con fuerza golpeó su mejilla, le hizo sentir la profundidad de su dolor.

—¿Qué vas a explicar? ¿Que estuviste en prisión y te acostaste con esa omega? — La voz de Megumi era una mezcla de tristeza y furia, y Sukuna sintió cada palabra como una puñalada en el corazón.

—Déjame decirte lo que realmente pasó. Nunca tocaría a otra persona, eres el único para mí...

Megumi rió amargamente, un sonido que rompió el corazón de Sukuna.

—¿Soy el único? — dijo con ironía. — Confié en ti, alfa idiota. Y lo único que haces es ir a un maldito burdel. Nunca pensé que le daría la razón a Naoya...

Al escuchar el nombre de Naoya, Sukuna entendió lo que había sucedido. Naoya había manipulado la situación para acercarse a Megumi y  Mahito solo fue una pieza más en su juego.

—¿Ese imbécil se te acercó? ¿Te hizo algo?

Las lágrimas de Megumi caían incontrolables, y Sukuna sintió un dolor profundo al ver sus lágrimas.

—Él me entregó esto. ¿Cómo puedes hacerme esto cuando te he entregado mi corazón?

Sukuna deseaba acercarse, pero sabía que debía explicar sin invadir su espacio ni usar sus feromonas en el omega.

—E-es porque no soy suficiente, por no ser una omega rubia con... — Megumi trató de continuar, pero Sukuna lo interrumpió con desesperación.

—Mi amor, no digas eso — dijo Sukuna, acercándose con cuidado y tomando el rostro de Megumi entre sus manos temblorosas. — Eres el omega más hermoso que existe. Solo el sonido de tu respiración y la visión de esas mejillas sonrojadas me vuelven loco de amor.

Las lágrimas de Megumi se hicieron más intensas, y Sukuna sintió que su corazón se rompía con cada sollozo.

—N-no, s-suéltame — dijo Megumi, tratando de alejarse.

—Megumi — Sukuna lo llamó con una voz quebrada, su mirada cargada de desesperación. — Nunca imaginé que un ser tan maravilloso como tú pudiera fijarse en mí. No tengo planes para el futuro ni sé cómo será mi vida de viejo, pero lo único que deseo es tenerte a mi lado. Estar contigo y con Yuuji es lo único que realmente me importa. No me abandones. Por favor, déjame explicarte...

Sukuna se arrodilló ante Megumi, sus lágrimas fluyendo libremente mientras el miedo de perder a su amado lo consumía. Su corazón estaba lleno de dolor y arrepentimiento, y todo lo que deseaba era que Megumi entendiera cuánto significaba para él.

Megumi miró a Sukuna con una mezcla de sorpresa. Nunca pensó que un alfa como él, conocido por su comportamiento errático y su tendencia a ilusionar omegas, podría arrodillarse ante alguien, y mucho menos ante él. Ahora, Sukuna estaba allí, con lágrimas en los ojos, mostrando una faceta completamente nueva.

—D-de acuerdo, explícalo —dijo Megumi, con la voz temblorosa pero decidida. Quería escuchar la verdad, aunque le resultara difícil.

Sukuna asintió con gratitud y comenzó a relatar su historia. No se detuvo en los detalles que había omitido antes cuando se entregó a la policía. Habló de su pasado, de cómo se había involucrado en una organización criminal, y de las decisiones que lo llevaron a ese oscuro camino. No trató de suavizar su relato ni de esconder nada. Contó sin rodeos sobre sus crímenes, el dolor que había causado, y cómo, finalmente, se había apartado de esa vida.

Mientras hablaba, Megumi comprendió mejor su conexión con Uraume y entendió por qué Sukuna estaba involucrado con la policía. También explicó la situación en el burdel y la verdad sobre Yuta y su familia.

Megumi escuchó en silencio, su corazón se suavizó al comprender que Sukuna, a pesar de su pasado, había estado tratando de hacer lo correcto. Cuando Sukuna terminó su relato, Megumi suspiró con alivio al saber que el alfa no había tocado a nadie más, y que su intención siempre había sido proteger a otros.

—L-lo lamento —dijo Megumi, su voz cargada de arrepentimiento —. Pensé lo peor, no debí dejarme llevar por Naoya. D-debi esperar que tu me lo contaras — dijo apenado

Sukuna, aún arrodillado, levantó la vista con esperanza.

—Lo siento profundamente, Megumi. Lo que más quiero es que puedas ver lo mucho que te quiero y que haré todo lo posible para protegerte... No hay mas mentiras, no para ti mi omega.

Megumi asintió lentamente, sintiendo un peso menos en su corazón.

Sukuna se levantó lentamente, acercándose a Megumi con una delicadeza. Con cuidado, limpió las lágrimas de Megumi con sus dedos, sus movimientos cargados de suavidad y una profunda preocupación por su omega.

Sukuna dejó que sus feromonas fluyeran suavemente, creando un ambiente reconfortante que envolvía a Megumi en una sensación de calidez y seguridad. La proximidad de Sukuna y el aura de su presencia ayudaron a calmar a Megumi, que sentía que sus nervios se relajaban y su angustia disminuía.

Con un movimiento lento y considerado, Sukuna acercó sus labios a los de Megumi. Cuando finalmente se encontraron, el contacto fue suave y cargado de emoción. Los besos de Sukuna eran como un refugio cálido, llenos de la promesa de amor que el mayor le dio.

Sukuna sostuvo a Megumi por la cintura con una mano firme, mientras la otra acariciaba su mandíbula con suavidad. Cada caricia y cada beso estaban destinados a transmitirle su sincero arrepentimiento y el deseo de comenzar de nuevo. En ese momento, el mundo exterior parecía desvanecerse, y solo quedaban ellos dos, inmersos en la intimidad de su conexión restaurada.



 En ese momento, el mundo exterior parecía desvanecerse, y solo quedaban ellos dos, inmersos en la intimidad de su conexión restaurada

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Triple actualización porque tengo tiempo, y qué mejor que avanzar con esta bella historia.

Advertencia: próximo capítulo gogogo 🗣️, por si no les gusta leer ese tipo de cosas recomiendo saltárselo.

Gracias por leer y por sus votos. 💗

Lazos incomprensibles. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora