Tension oculta

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Las peleas entre Chaeyoung y Mina eran un espectáculo diario. Cualquier cosa, por pequeña que fuera, era motivo suficiente para que ambas se lanzaran miradas de desprecio o comentarios sarcásticos. A veces eran discusiones ridículas sobre quién tenía razón en alguna cosa insignificante, o simplemente una provocación para ver quién cedía primero.

Una de las peleas más recientes había comenzado porque Chaeyoung había puesto su mochila en la silla que Mina quería ocupar.

—¿De verdad? ¿No puedes sentarte en otro lado? —espetó Mina con los brazos cruzados, mirando a Chaeyoung como si fuera la persona más irritante del planeta.

—¿Y por qué debería moverme? —respondió Chaeyoung, sin siquiera mirarla mientras revisaba su teléfono—. El salón está lleno de sillas. Escoge otra.

—No es el punto, Chaeyoung. Sabes que siempre me siento aquí —respondió Mina, con una mezcla de fastidio y frustración—. ¿Acaso haces esto para molestarme?

—Si tanto te molesta, siéntate en el suelo. No es mi problema.

El ambiente del salón ya estaba tenso cuando el profesor entró y las vio en plena pelea, de nuevo. El profesor Kim dejó sus libros en el escritorio y las miró con un suspiro evidente.

—Otra vez ustedes dos —dijo, pasando una mano por su frente—. Siempre las mismas tonterías. Si creen que no me doy cuenta de lo que está pasando aquí, están muy equivocadas.

Ambas lo miraron, en silencio por primera vez en mucho tiempo, pero con una mezcla de enojo y desafío en sus expresiones.

—Ya estoy harto de estas peleas sin sentido. Así que, ¿quieren pasar tiempo peleando? Perfecto. Lo harán juntas, fuera del salón. —El profesor esbozó una sonrisa irónica—. Les voy a asignar un proyecto en pareja, las dos.

Mina frunció el ceño.

—¿Qué? No, profesor, ¡esto es ridículo! —dijo rápidamente.

—No, no puede ser serio —agregó Chaeyoung, con la misma incredulidad.

El profesor Kim levantó una mano, cortando sus protestas.

—Estoy completamente serio. Se van a sentar, van a trabajar juntas y van a entregar un trabajo impecable. Estoy seguro de que, de alguna manera, lograrán resolver sus diferencias en el proceso. Y no quiero escuchar excusas. Esto no es una opción.

Chaeyoung apretó la mandíbula, mientras Mina lo miraba con los ojos abiertos, completamente desconcertada. Ambas pensaban lo mismo: esto no podía estar pasando. La idea de pasar más tiempo juntas fuera del salón era insoportable.

Cuando la clase terminó, las dos se quedaron sentadas, en silencio, procesando lo que acababa de suceder. Mina fue la primera en romper el silencio.

—Bien. Si tenemos que hacer esto, lo hacemos rápido. ¿En qué casa? —preguntó, mirando hacia cualquier lado excepto a Chaeyoung.

Chaeyoung bufó.

—En la mía, por supuesto.

—¿Y por qué en la tuya? —respondió Mina, molesta—. Mi casa está más cerca.

—Porque en mi casa al menos tengo paz. No quiero escuchar tus quejas de camino.

—Paz. Claro. Como si tú fueras la reina de la tranquilidad —espetó Mina con sarcasmo—. No sé si has notado, pero eres el problema.

Chaeyoung se inclinó hacia adelante, frunciendo el ceño.

—Mira, si realmente prefieres pasar el día escuchando a tus vecinos gritar o lo que sea que hagan, está bien, lo hacemos en tu casa. Pero solo te advierto: no me quejaré después cuando tu ambiente me vuelva loca.

One Shots - Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora