One Shots | Michaeng

Gracias recepcionista

Después de meses de trabajo arduo y giras interminables, las chicas de Twice finalmente tenían la oportunidad de disfrutar de unas vacaciones en la playa. Estaban emocionadas por pasar tiempo juntas, lejos de las cámaras y los escenarios. La brisa del mar las recibía cuando llegaron al hotel, anticipando días de sol, risas y relax.

Al entrar al lobby, un pequeño contratiempo rompió la atmósfera despreocupada. La recepcionista, con una expresión preocupada, se dirigió a ellas.

—Lo siento, chicas —dijo con voz cautelosa—, pero parece que hubo un error en la reserva. Solo tenemos ocho habitaciones disponibles.

Las integrantes de Twice se miraron con sorpresa y confusión.

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Nayeon, preocupada.

La recepcionista sugirió que dos de ellas compartieran una habitación, ya que no había otra solución disponible. Sin necesidad de palabras, las miradas de Mina y Chaeyoung se cruzaron, comprendiendo que, inevitablemente, serían ellas las que compartirían.

—Está bien —dijo Mina, dando un paso adelante—. Chaeyoung y yo compartiremos.

Chaeyoung asintió en silencio, y ambas tomaron las llaves de su habitación. Al entrar, descubrieron que la habitación era pequeña, pero acogedora. Las dos se miraron, sintiéndose un poco incómodas pero decididas a hacer lo mejor de la situación.

—¿Quién se duerme en la cama y quién en el sofá? —preguntó Chaeyoung, rompiendo el silencio.

Mina se encogió de hombros.

—Tú eliges.

Chaeyoung sonrió, tratando de aligerar el ambiente.

—Me duermo en el sofá. Tú puedes tomar la cama.

Mina asintió y comenzó a deshacer su maleta. Mientras lo hacía, Chaeyoung no pudo evitar mirarla, notando lo hermosa que Mina se veía en ese momento, incluso en medio de la incomodidad de la situación.

Después de dejar sus maletas y acomodar sus cosas, Chaeyoung decidió darse una ducha para relajarse después del largo viaje. La habitación estaba tranquila, solo se escuchaba el suave murmullo del aire acondicionado. Chaeyoung estaba concentrada en querer darse una ducha, pensando que Mina estaba ocupada en su celular porque eso era lo último que vio hacer.

Chaeyoung se dirigió al baño, dejando su ropa preparada en la cama. Abrió la puerta y, sin encender la luz, se quitó la camiseta mientras el agua comenzaba a correr en la ducha. Cerró los ojos por un momento, disfrutando del sonido del agua cayendo. Sin darse cuenta, ya estaba dentro del baño y lista para entrar a la ducha.

Al deslizar la puerta de la ducha, Chaeyoung entró sin mirar a su alrededor, hasta que una figura familiar se giró bruscamente al sentir su presencia.

—¡Chaeyoung! —exclamó Mina, su voz llena de sorpresa.

Chaeyoung se congeló, su corazón latiendo con fuerza al darse cuenta de lo que acababa de hacer. Mina estaba ahí, con el agua corriendo por su cuerpo, mirándola con los ojos muy abiertos. Durante un segundo que pareció eterno, ninguna de las dos supo cómo reaccionar.

—¡M-Mina! —tartamudeó Chaeyoung, retrocediendo rápidamente, pero su pie resbaló ligeramente, haciéndola tambalear.

Mina, por instinto, extendió la mano para sostenerla, y en el proceso, ambas quedaron mucho más cerca de lo que cualquiera de ellas habría imaginado. El contacto repentino, la calidez del agua, y la proximidad de sus cuerpos hicieron que algo dentro de Chaeyoung despertara. Algo que había estado oculto, enterrado bajo capas de amistad y cariño, ahora emergía con una intensidad inesperada.