Lo que los demas no vieron de ti

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En la secundaria, todos conocían a Son Chaeyoung como la "matona". Era pequeña, pero su presencia llenaba cualquier espacio, y su actitud intimidaba a la mayoría de los estudiantes. Caminaba por los pasillos con la barbilla en alto, la mirada desafiante, y no le importaba gritarle a cualquiera que se cruzara en su camino. Los rumores decían que, si le dirigías la palabra, podrías acabar humillado públicamente o peor. Varios chicos juraban que preferirían enfrentar cualquier cosa antes que una confrontación con ella.

Myoui Mina, por su parte, observaba todo esto con curiosidad. No entendía por qué los demás le temían tanto a Chaeyoung, porque desde su perspectiva, ella no era la amenaza que todos creían. Sí, Chaeyoung podía ser grosera y sarcástica, pero Mina notaba algo que los demás no veían: nunca cruzaba una línea real. Jamás había escuchado que Chaeyoung golpeara a alguien, ni que se burlara de algo verdaderamente personal o delicado.

Era como si Chaeyoung jugara un papel, uno que los demás aceptaban sin cuestionar. A veces, Mina la veía acercarse a algún chico más tímido y, después de lanzarle un insulto al azar o levantarle la voz, lo dejaba en paz. Ninguno de ellos terminaba herido, más allá de lo que sus propios miedos les hacían creer. Chaeyoung era una tormenta que pasaba rápido, dejando un rastro de nervios y rumores, pero nunca verdaderos daños.

Un día, cuando Mina iba camino a su salón, vio algo que confirmó sus sospechas. Un grupo de verdaderos matones estaba molestando a un chico que claramente no podía defenderse. Le daban empujones, y se reían mientras el chico intentaba no llorar. Mina sintió su corazón acelerarse, sabiendo que no podía hacer mucho para detenerlos.

De repente, Chaeyoung apareció en escena. Caminó hacia el grupo con esa misma expresión desafiante, pero en lugar de ignorarlos o unirse a ellos, como los demás habrían esperado, se plantó frente a los chicos. Mina observaba desde una esquina, sin poder creer lo que estaba viendo.

—¡Ey! —gritó Chaeyoung con su voz fuerte y autoritaria—. ¿Qué creen que están haciendo?

Los matones se detuvieron, confundidos. Uno de ellos se rió nervioso.

—Relájate, Son. Solo estamos divirtiéndonos.

—No —respondió Chaeyoung, su voz cada vez más firme—. Si alguien va a molestarlo, seré yo. ¿Está claro?

El grupo se quedó en silencio por unos segundos, antes de alejarse murmurando excusas. El chico, todavía temblando, miró a Chaeyoung con miedo, pero ella no le dirigió ni una palabra más. Simplemente se giró y siguió su camino como si nada hubiera pasado.

Mina la observó mientras se alejaba, con una leve sonrisa formándose en su rostro. Nadie lo sabía, pero Chaeyoung tenía su propia forma de hacer justicia. Solo que lo hacía a su manera: con rudeza y gritos, pero sin dañar a nadie realmente. Son Chaeyoung era más que la "matona" que todos creían, y Mina era una de las pocas que lo sabía.

Para Chaeyoung, Myoui Mina era un enigma. Había algo en ella que la hacía destacar, aunque nunca se habían dirigido la palabra. Mina caminaba por los pasillos con una calma que parecía inalcanzable, siempre serena, siempre distante. Chaeyoung la observaba en silencio desde lejos, sintiendo ese extraño cosquilleo en el pecho que se negaba a admitir.

—Es solo una fase —se decía a sí misma una y otra vez—. No tiene sentido.

Después de todo, ella era la "matona", la chica que intimidaba a todos, mientras que Mina era todo lo contrario: tranquila, reservada y respetada por todos. Nadie podría imaginar que Son Chaeyoung, quien caminaba con un aura de poder y desprecio, sentía una mezcla de fascinación y nervios cada vez que veía a Mina.

Era una ironía que no podía ignorar. Se suponía que no le importaba lo que la gente pensara, pero había algo en esa diferencia entre ellas que le hacía creer que jamás tendría una oportunidad con Mina. Cada vez que se cruzaban en los pasillos, Chaeyoung bajaba la mirada o fingía estar concentrada en otra cosa, incapaz de soportar el pensamiento de que Mina la viera como una simple matona.

One Shots - Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora