Lo que nunca sentí

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Este capítulo puede tener escenas un poco intensas (ya saben a qué me refiero) por si no les gusta este tipo de contenido, les recomiendo no leer.

Mina nunca había entendido del todo el encanto de salir con chicos

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Mina nunca había entendido del todo el encanto de salir con chicos. Para ella, las citas eran simplemente un compromiso social; algo que debía hacer para encajar con lo que todos esperaban. Había tenido novios a lo largo de su vida, algunos considerados atractivos y encantadores, pero ninguno lograba provocar en ella el torbellino de emociones que sus amigas describían. Para Mina, un beso era solo un gesto, las caricias no llegaban más allá de lo superficial, y por más que intentara, su corazón nunca latía con esa intensidad de la que todos hablaban.

Se había convencido de que tal vez no era capaz de sentir lo que los demás sentían. Quizá el amor no estaba destinado para ella, o tal vez era solo una idea idealizada, algo que existía en las películas, pero no en la realidad. Sin embargo, había una persona en su vida que lograba hacerla sentir diferente, aunque nunca lo había considerado de esa manera: Chaeyoung.

Chaeyoung era su amiga desde hacía algunos años. Se habían conocido en la universidad y, con el tiempo, su amistad se había fortalecido. Chaeyoung siempre había estado ahí, con su energía contagiosa y su sonrisa sincera, logrando iluminar cualquier día gris de Mina. Nunca la había visto de otra forma más allá de la amistad, pero sí había algo en ella que la hacía sentir cómoda y libre, algo que no experimentaba con los chicos con los que salía.

Sus amigas a veces le hacían bromas sobre Chaeyoung, diciendo que había una conexión especial entre ellas. Mina siempre las descartaba con una sonrisa, convencida de que solo era una broma. Después de todo, ¿cómo podría ella sentir algo por Chaeyoung si nunca había sentido nada por ningún chico? Sin embargo, esa cercanía que compartían era diferente. Chaeyoung la conocía mejor que nadie y siempre sabía cómo hacerla reír o cómo consolarla en sus momentos más oscuros. Había una complicidad entre ellas que no lograba encontrar en ninguna de sus relaciones.


Una tarde cualquiera, mientras estaban en la universidad, Chaeyoung se le acercó a Mina con una sonrisa tímida.

—Oye, Mina, ¿te gustaría venir a mi casa este fin de semana? —preguntó, frotándose el cuello con una mano—. Pensé que podríamos hacer una pijamada... ya sabes, ver películas, jugar un rato... lo de siempre.

Mina no dudó ni un segundo.

—¡Claro! —respondió con entusiasmo—. Ya sabes que me encanta pasar tiempo contigo.

La sonrisa de Chaeyoung se hizo más amplia, como si se hubiera quitado un peso de encima al escuchar la respuesta.

—Genial, entonces te veo el sábado. Nos la pasaremos increíble —dijo, tratando de sonar casual, aunque sus ojos delataban un brillo especial.

Cuando llegó el sábado, Mina apareció en la puerta de Chaeyoung con una mochila ligera y una gran sonrisa. Pasaron la mayor parte de la noche como habían planeado, jugando en la consola, peleando por quién tenía mejores habilidades en los videojuegos y disfrutando de una cena sencilla de comida rápida. La casa estaba tranquila, con un ambiente cálido que hacía que Mina se sintiera aún más cómoda y relajada.

One Shots | Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora