Mina era, sin duda, el ser más sexy del planeta. Desde la primera vez que la vi, supe que había algo en ella que me iba a perseguir. Fue en la cancha de vóley, un día cualquiera después de clases. Sus amigas y ella jugaban con tanta energía, pero todo lo que pude ver fue a Mina. Llevaba una camiseta blanca, pegada por el sudor, y unos shorts que parecían haberse moldeado perfectamente a sus piernas. Cuando saltaba, sus músculos se tensaban de una forma que me dejaba hipnotizada. Y cuando golpeaba el balón, su expresión se llenaba de determinación, algo que la hacía ver aún más irresistible. Yo estaba sentada a unos metros, con el pretexto de leer, pero la verdad era que no podía apartar la vista de ella. Cada risa suya, cada movimiento, me atrapaba más. No podía dejar de pensar en lo increíble que se veía, y aunque en ese momento solo era un simple crush, sabía que estaba en problemas.
Luego llegó la alberca. Era un día caluroso, y habían organizado una práctica libre para los equipos. No pertenecía al equipo de natación, pero fui a ver... o más bien, fui a ver a Mina. Recuerdo cómo salió del agua después de nadar, con el traje de baño ajustado marcando cada curva de su cuerpo. Su cabello mojado se pegaba a su cuello, y cada gota de agua deslizándose por su piel parecía hacer que el tiempo se detuviera. Se pasó la mano por el cabello, empujándolo hacia atrás, y yo solo pude tragar saliva, sintiendo que me derretía en mi lugar. Jamás había visto algo tan sexy en toda mi vida. El crush que sentía por ella comenzaba a parecer una obsesión en ese punto, y todo lo que podía hacer era quedarme quieta, admirando a la chica que, sin saberlo, me tenía completamente hechizada.
Pero lo peor fue la vez que la vi bailar. Era una presentación de la escuela, y aunque el espectáculo estaba lleno de estudiantes talentosos, Mina robó toda mi atención desde que puso un pie en el escenario. Llevaba un conjunto negro, ceñido a su cuerpo de una manera que resaltaba cada uno de sus movimientos. Cuando empezó a moverse, su cuerpo fluía con la música de una forma tan natural, tan sensual, que me quedé sin aliento. Cada giro, cada contoneo de sus caderas, era como si estuviera en una coreografía diseñada solo para que yo la admirara. Los demás la aplaudían, pero yo apenas podía moverme. Estaba completamente atrapada, observando cada paso, cada detalle de cómo sus piernas se movían, cómo sus brazos dibujaban figuras en el aire. Me preguntaba cómo podía existir alguien tan increíblemente sexy.
Luego, estaba el día en el que la vi concentrarse en algo tan simple como leer. Estábamos en la biblioteca, y Mina se sentó en la mesa de al lado con un libro grueso. Su ceño fruncido mientras leía me pareció lo más encantador del mundo. Se mordía ligeramente el labio inferior, como si el texto la estuviera retando, y no podía dejar de mirarla. Esa concentración, ese enfoque, hacía que cada uno de sus gestos pareciera más íntimo. Cuando apartaba un mechón de su cabello detrás de la oreja o tamborileaba con los dedos en la mesa, yo solo podía pensar en lo ridículamente sexy que era hasta en los momentos más simples.
Y así, cada escena con Mina solo alimentaba más mi crush. Desde los días en que la veía por casualidad en los pasillos hasta cuando nuestras miradas se cruzaban brevemente y mi corazón se detenía.
Mina estaba recostada a mi lado, su cabello despeinado caía en suaves ondas sobre la almohada, y su rostro estaba ligeramente rojo por el cansancio. La luz de la lámpara creaba sombras suaves en su piel, realzando esa belleza que siempre me dejaba sin aliento. La vi cerrar los ojos, sonriendo de forma relajada, y me di cuenta de lo sexy que era incluso en esos momentos tan simples. Cada vez que su pecho subía y bajaba al respirar, sentía que mi corazón se aceleraba un poco más.
La forma en que sus labios se curvaban en una sonrisa despreocupada, la manera en que se estiraba para acomodarse, todo en ella era increíblemente atractivo. Cada pequeño gesto, cada imperfección, parecía multiplicar su encanto. En ese instante, comprendí que ya no era solo un crush; Mina era mi novia. La chica que alguna vez pensé inalcanzable, que había admirado desde la distancia, ahora estaba aquí, a mi lado, y me sentía afortunada de haberla conquistado. Supe que mi vida nunca volvería a ser la misma, y todo gracias a esa increíble chica que iluminaba mis días.
Bastante corto pero es que Mina es tan sexy
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One Shots - Michaeng
FanfictionPequeñas o largas historias de nuestro ship favorito michaeng! ¡One shots!