capítulo 29

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— ¿Qué haces?—Eunseok preguntó después de entrar a la habitación y encontrarme alistándome para el día.

— Me preparo para ir a trabajar, ¿no es obvio?—terminé de sujetarme el cabello en una coleta alta. Sentí que Eunseok se acercaba y se colocaba detrás de mí.

— No creo que sea buena idea, mi amor, deberías quedarte aquí y des...

— Ya descansé mucho.—lo interrumpí quitándome mi anillo de compromiso y guardándolo en mi joyero, no quería perderlo y además se suponía que no debía usarlo en el trabajo, podría contaminar la comida y causar accidentes.— No he ido al restaurante en días y ya estoy harta de estar encerrada en este lugar, necesito volver a mi rutina diaria... En verdad lo necesito.

— ¿Estás segura?—Eunseok puso sus manos sobre mis hombros y me sobresalté por su repentino toque.— Lo siento.—se disculpó dando un paso para atrás, alejándose.

— No... No pasa nada, no te disculpes.—murmuré bajando la mirada. Desde lo ocurrido tenía problemas con que otros hombres me tocaran, incluido Eunseok. Por esa razón mi prometido había estado durmiendo en el piso al lado de mi cama y no junto a mí. No quería dejarme sola y se negaba a ir a casa, inclusive dejó de lado su trabajo para estar ahí conmigo cuando lo necesitara.

Sabía que se sentía culpable por lo que pasó, lo escuché hablar con Sungchan, se culpaba por no haber insistido en acompañarme ese día, por anteponer su trabajo a su prometida.

— Y sí... Estoy segura.—respondí tras respirar hondo.— Extraño cocinar y también extraño a los chicos... ¿Cómo están ellos? No te están causando problemas, ¿verdad? ¿Siguen tus instrucciones al pie de la letra?

— A veces.—dijo sonriendo y solté una pequeña risa.— Necesito volver a ser el chef malvado de antes, me ablandé con mis regaños y es tu culpa.—alcé una ceja.

— ¿Mi culpa? ¿Y por qué es mi culpa, señor Song?—me crucé de brazos.

— Porque cuando estás cerca me haces débil.—habló con rostro serio y no pude evitar soltar una carcajada.

— ¿Cómo puedes decir algo así sin avergonzarte?—sonreí divertida.

— ¿Por qué debería avergonzarme si es la verdad? Me distraes con tu hermosa presencia y no puedo concentrarme en castigar a esos ineptos.—la sonrisa en mi rostro se desvaneció y fue reemplazada por una expresión de vergüenza.

— A veces eres tan cursi, Song.

— ¿Y eso es malo?—ladeó la cabeza.

— No.—me di la vuelta y revolví los objetos en mi tocador con nerviosismo, habían ocasiones en las que no sabía cómo reaccionar a las cursilerías y coqueteos de Eunseok.

Ambos escuchamos unos suaves golpes en la puerta de mi habitación y nos giramos en esa dirección sólo para encontrarnos a Sangyeon allí, su cabello estaba desordenado, tenía marcada la almohada en la mejilla y sus párpados estaban hinchados, indicándonos que acababa de despertarse.

— ¿Ya están despiertos?—su voz sonó ronca.

— Sí, ya nos vamos a ir al mercado.—Eunseok respondió.

— ¿Y tú? ¿Qué haces despierta a esta hora?—le cuestioné después de ver la hora en mi reloj, apenas pasaban de las cinco de la mañana.— ¿Te despertaste a vomitar otra vez?

Cuando el percance sucedió y mis amigos se enteraron, Seunghan hizo un alboroto porque le había enfurecido que el imbécil ese se hubiera atrevido a hacerle algo así a una mujer embarazada, haciendo que todos se horrorizaran al oírlo decir aquello. Podía recordar a la perfección como el rostro de Eunseok había pasado de sorpresa a furia en unos cuantos segundos, imaginándose que alguien había lastimado a su pareja en cinta. Yo seguía en shock por lo ocurrido y no pude contradecir a Seunghan, así que Sangyeon tuvo que aclarar la situación, confesando que la embarazada era ella.

Kitchen Assistant | Eunseok SongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora