CAPÍTULO CINCUENTA Y CUATRO

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La puerta se abrió con brusquedad, dos enfermeras pasan por mi lado, pero siguen de largo, ninguna dice algo que pueda callar el torbellino que me quema por dentro

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La puerta se abrió con brusquedad, dos enfermeras pasan por mi lado, pero siguen de largo, ninguna dice algo que pueda callar el torbellino que me quema por dentro.

La frustración está tragándome vivo, paso mis manos por la cara.

<<Como mierdas llegue a ser tan imbécil.>>

Detrás de esas puertas de cristal, el amor de mi vida está debatiéndose entre la vida y la muerte.

Todo es mi culpa.

<<Siempre dos pasos adelante.>>

Pues ahora esos malditos dos pasos le están costando todo a la persona que más debía proteger y que falle al hacerlo.

Las imágenes de hace unas horas se reproducen como una película de terror una y otra vez en mi cabeza, sus ojos llenos de lágrimas, las manos temblando, su cara de confusión y consternación, de un segundo a otro escupía sangre por la boca.

De verdad, perdóname, mi amor. Espero algún día puedas hacerlo. 

No sé cuánto tiempo ha pasado, hasta que las puertas se abren, el hombre calvo que es el médico a cargo de todo, se quita la cofia y busca entre la multitud del pasillo a alguien, me ve y se trata de acercar a mí, pero antes es interceptado por Héctor y Elena que le cierran el paso. 

La mujer lo para en seco para interrogarlo —¿Cómo está mi hija doctor?

El hombre no deja de mirarme hasta que yo asiento, él suspira con pesadez y se aclara la garganta para hablar.

—Por ahora, fuera de peligro... —algo de oxígeno me regresa a los pulmones —Pero sigue en cirugía y tengo que preguntarles ¿si alguna vez notaron algo fuera de lo normal en ella? ...sus registros médicos no dictaban ninguna anomalía, pero me refiero a algún síntoma persistente, un dolor o una molestia, tal vez vómitos o mareos...

—¿A qué se refiere? —yo lo interrumpo

—En la cirugía nos dimos cuenta de que la primera dama presentaba un aneurisma cerebral...eso causó la hemorragia...

Mierda.

—Por lo regular son anomalías que no dan señales a primera vista, pero queremos saber si ella tenía algún síntoma, o si tomaba medicamentos...tal vez analgésicos o antinflamatorios...

Lex hace a un lado a Elena para acercarse al médico —Creo que si... bueno solo se quejaba de migrañas en algunas ocasiones...tomaba analgésicos a veces hasta cuatro por día...no me parecía nada relevante...

Como pude ser tan ciego para nunca darme cuenta.

La vi cientos de veces tener dolores de cabeza y los analgésicos en su bolso.

<<Soy un completo imbécil.>>

—¿Lograron quitárselo? —pregunta Héctor

—Si... —el médico asiente —Afortunadamente era pequeño, pero la cirugía fue muy complicada, necesitará otra transfusión de sangre y después pasará a cuidados intensivos...estuvimos muy cerca de perderla...

EL CONTRATO DEL PODER (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora