CAPÍTULO CINCO

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Cuatro días para la boda

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Cuatro días para la boda.

Nevan no lo dudo y cuando leyó la cláusula de la boda en lunes, puso la siguiente semana como la fecha ideal.

Jueves.

Día 1 de la cuenta regresiva: Hoy y tal como lo prometí, el acuerdo debe cumplirse, a partir de aquí y en adelante es una nueva etapa.

La cita es en su imponente casa. 

Nadie nos creerá esta farsa si al menos no pasamos tiempo juntos y para ello debemos vernos. Un chofer me recorre en punto de las nueve con mis maletas ya listas, le deje un mensaje a Natalie de que pronto le contaré todo y antes de salir le doy una última mirada a mi departamento.

<<Vaya locura que está a punto de iniciar>>

Los últimos seis años de mi vida los he pasado en este lugar. Risas, lágrimas, diversión, miedos, y muchas más emociones, sentimientos y recuerdos se quedan en este lugar.

<<Tú puedes con esto y con más Aria.>>

El chofer sube todo a la camioneta, hay otros dos hombres más en el auto detrás. Supongo que son parte del equipo de Nevan. Salimos de la calle hacia el aeropuerto. El traslado es corto al aeropuerto, pero no llegamos precisamente a las filas si no hacia los hangares traseros. Es obvio Aria, alguien como Nevan tiene su propio jet privado.

Ya en la aeronave una persona de la tripulación se acerca para dejarme aperitivos y agua. Una vez que despegamos ya no hay vuelta atrás.

El viaje empieza.

Nos elevamos y el nudo en mi estómago se acrecienta, siento el latido de mi corazón y como la presión crece y crece en mis entrañas.

—¿Hacia dónde vamos? —pregunto en dirección de uno de los hombres que están acompañándome

—Aspen, Colorado. —responde en tono seco

Seis horas de vuelo después descendemos. El clima aún tiene remanentes del invierno porque siento el frío sobre mis huesos.

Bajamos del jet y hay tres camionetas del año esperando, sin contar a los seis o siete sujetos más otros tres que viajan conmigo. Será mejor que me acostumbre a tanta gente porque es lo que me espera por los próximos dos años al menos, si es que Nevan no gana. 

—Bienvenida señorita Spencer. Yo soy Vico, jefe de seguridad del señor Eastman. —es un sujeto de corpulencia extraordinariamente grande, se quita las gafas oscuras, su piel es olivácea pero no hay ni un solo cabello en su cabeza, completamente calvo, asiento y él trata de sonreír, pero forma más bien una mueca

—¿Son necesarios tantos hombres? —doy una mirada a mi alrededor por todos los guardaespaldas que nos rodean

—Su seguridad es primordial y nuestra prioridad. Órdenes del señor Eastman.

EL CONTRATO DEL PODER (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora