Aria, una exitosa autora de novelas románticas, se encuentra en el epicentro de una controversia literaria. Su última obra maestra no fue bien recibida por todos debido a un final que dejó a los lectores divididos. Aria, luchando contra las críticas...
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5 AÑOS ATRÁS
NUEVA YORK.
Era una fresca tarde de otoño en Nueva York, durante la Feria.
El evento estaba repleto de autores, lectores y curiosos, todos deambulando entre los puestos llenos de libros, charlas y firmas. Él, entonces recién piloto que volvió a su país después de casi dos años de servicio, había asistido por recomendación de un amigo, buscando desconectar de su ajetreada vida y perderse en la magia de la literatura.
Mientras paseaba entre los stands, su atención fue capturada por una pequeña multitud congregada frente a una mesa de firmas. Curioso, se acercó para ver de quién se trataba. Ahí, rodeada de admiradores, estaba ella. La vio por primera vez. Con su cabello rubio y su sonrisa encantadora, irradiaba una energía que parecía iluminar todo a su alrededor. Sus manos firmaban libros con rapidez y gracia, mientras conversaba animadamente con cada persona que se acercaba. Él quedó hipnotizado por su presencia. Había algo en ella, una mezcla de pasión y autenticidad, que lo dejó completamente cautivado.
Era la primera vez que se sentía de esa forma.
Durante unos instantes, se quedó parado a cierta distancia, observándola en silencio. Su corazón latía con fuerza y, por primera vez en mucho tiempo, sintió una conexión, algo sobrecogedor arrasando su alma. Quiso acercarse, presentarse, decirle cuánto la admiraba aunque acababa de descubrirla. Pero, en lugar de eso, se quedó quieto, temeroso de interrumpir aquel momento perfecto.
Cuando finalmente se dio cuenta de que la oportunidad se escapaba, ella ya había terminado su sesión de firmas y se estaba retirando.
Aquel encuentro fugaz marcó un antes y un después en su vida.
Decidió buscar sus libros y empezó a leerlos con avidez cada uno. Cada página le revelaba más sobre la mujer que había conocido en la feria, y cuanto más leía, más crecía su admiración y, sin quererlo, algo más por ella.
Los libros eran un reflejo de su alma: apasionados, intensos, llenos de emoción y valentía. Se sumergió en su mundo literario, conociendo cada rincón de su mente y corazón a través de sus escritos.
A lo largo de los años, siguió su carrera de cerca. La buscaba en ferias, compraba cada nueva publicación el mismo día de su lanzamiento, y soñaba con el momento en que pudiera conocerla de verdad. Sin embargo, como todo en la vida, nada es para siempre, cada vez se alejaba más y su vida como político lo mantenía constantemente ocupado, y el miedo al rechazo lo hacía dudar.
Así, el tiempo pasó, y aunque sus caminos no se cruzaron de nuevo, no dejó de pensar en ella.
Las vueltas del destino nadie puede entenderlas.
Aunque jamás hablo de lo que realmente llevaba dentro del corazón, sabía que aquella mujer de cabello rubio y una sonrisa encantadora le había robado el aliento. Poco se detenía a pensar si algún día estaría a su lado, le bastaba con verla a la distancia.