CAPÍTULO VEINTIDÓS

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Cierro la puerta de mi oficina y dejó escapar un suspiro

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Cierro la puerta de mi oficina y dejó escapar un suspiro. Estoy agotada.

Ha sido una semana agitada, llena de reuniones, eventos y decisiones difíciles. Aria, como siempre, ha estado en el centro de todo.

Desde que nos conocimos hace años, siempre he estado ahí, apoyándola en cada paso del camino.

Al día de hoy me cuestiono "¿Cómo rayos puede aguantar todo esto?"

Conozco a Aria y la veo como una fuerza de la naturaleza, una líder carismática que parece llevar el peso del mundo sobre sus hombros sin despeinarse. Pero yo sé mejor que nadie que detrás de esa fachada de confianza y gracia, hay una mujer que también tiene sus momentos de duda y agotamiento.

Los primeros días, cuando Aria apenas era conocida, y nada del revuelo mediático con el presidente salía yo estuve ahí, ayudándola lo mas que pude en un camino que estaba por completo fuera de su zona de confort, lo más que podía hacer era usar toda mi inteligencia y mi darle lealtad inquebrantable.

A lo largo de los años, nuestra relación ha evolucionado más allá de una simple asociación profesional. Es como una hermana para mí y nos hemos convertido en confidentes. Yo era hija única, ella igual, nos volvimos hermanas.

He visto a Aria en sus momentos más bajos y más altos. Nos conocimos cuando Natalie la presentó como la nueva escritora de la editorial, en ese momento yo trabajaba para ella, pero lo dejé cuando Aria se puso a buscar una asistente y sin duda ha sido mejor jefa que Natalie.

En los últimos meses con tantos cambios, ella y yo nos hemos tenido que acoplar. Apenas si me ha dado tiempo de hablar con mis padres o tan siquiera de darme un espacio para respirar. Aria confía en mí para mantener las cosas en orden. Y yo no la defraudaré.

Hace unas semanas todo volvió a cambiar, cuando me llamó a su despacho y, con una sonrisa radiante, me dijo que quería que ocupara el puesto de jefa de gabinete de la primera dama.

Mi corazón dio un vuelco de emoción y de incertidumbre.

Yo he trabajado durante años, pero jamás en un puesto que demande tanta responsabilidad y menos con un cargo público dentro del gobierno.

Me sentí tentada a decir que no pero dentro de mí tenía la espinita de experimentar algo nuevo, y vaya que, desde entonces, cada día ha sido una nueva aventura.

Ahora como jefa de gabinete, tengo la responsabilidad de coordinar y dirigir las operaciones diarias de la oficina de la primera dama. Desde la planificación de eventos importantes hasta el punto más pequeño de la correspondencia y las reuniones, mi papel es garantizar que todo funcione sin problemas.

Se debe planificar meticulosamente cada detalle, asegurándose de que la primera dama tenga todo lo que necesita. Eso incluye coordinar con el personal, revisar los discursos, preparar los horarios y de lo más importante garantizar su seguridad.

EL CONTRATO DEL PODER (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora