Abrí los ojos. Algo se movía debajo de mi. Pestañeé.
-¿Gabriel?
Reposaba encima de una camisa donde debajo se encontraba un torso bien tonificado. Era él.
-Dime...
Sonreí. Demasiadas cosas estaban pasando. No entendía nada. Iba a acribillarle a preguntas me daba igual si no me quería contestar, porque iba a llegar al punto de ponerle el filo de la guadaña en el cuello para que así cooperase. Pero sabía que yo también había estado escapando de esa realidad. Pero estaba cansada de esto, estaba cansada de correr delante de mis temores para que no me alcanzasen. Prefería que me dieran el puñetazo de realidad ahora, que en un momento más delicado. Iba a empezar a ser mayor. Ahora. Nos estábamos cansando de luchar, estábamos quedando sin soldados y sin genta a quién salvar. Y si yo podía hacer algo para cambiarlo lo iba a hacer aunque me costase la vida. Porque el orgullo de los humanos y su libertad estaba en juego. Era tiempo de empezar a ver las cosas tal y como son.
-Dime cuanto tiempo nos queda hasta que los vampiros se cansen de jugar con nosotros.
- Meses. Se están poniendo en contacto con otras colonias para atacar todas a la vez.
-¿Por qué me querían operar y ahora me quieren muerta?
-Eres un experimento humano. Un experimento que bien empleado es una arma mortífera si se une con los otros que quedan. Al llegar a tu máxima capacidad podías matar a nobles de primer rango y de segundo en pocos segundos. Mi primera misión era matarte. Pero no pude, así que como soy uno de los favoritos de la reina accedieron a mi petición de operarte para sacarte el virus.
-¿Dónde está el virus?
-En el corazón y en el cerebro. El del cerebro está en la médula espinal. Se activa cuando quieres luchar, para algo a para alguien y provoca que todo tu cerebro empiece a deprender hormonas características de la psicopatía: testosterona, prolactina, foliculoestimulante, luteinizante, corticotropina, alfa-melanocito-estimulante, beta-endorfinas.... Al hacerlo envía unos impulsos al que está situado al corazón para que desprenda pequeñas dosis de impulsos no sé si dijo algo de impulsos electromagnéticos, cuando hablaba con los doctores, pero desprendía algo que hacía que estas hormonas viajasen más rápidamente por la sangre.
-No me has dicho toda la verdad sobre Dante ¿Verdad?
No le veía la cara porque ,yo, tenía la cabeza encima de su torso.
-No.
-Mejor ¿Se aleja mucho de la realidad?
-No.
Asentí.
-¿Qué soy entonces?, un experimento químico, un virus, una psicópata...
-Yo tengo una corazonada de algo que podrías ser. Pero aún no tengo un fundamento para debatirlo.
-¿Que podría ser?
-Un ángel. Te lo digo de verdad.
Fue más sencillo de lo que me esperaba.
-¿Gabriel? –Aunque fuese un vampiro despiadado que mataba a sus víctimas mordiéndoles la yugular, y hubiese matado a más de la mitad de la humanidad sin inmutarse, era dulce cuando se lo proponía
-Dime.
Esta pregunta que iba hacerle se estaba peligrando en quedarse atrapada en mi mente y no volver a salir más'. Pero tenía que hacerlo.
-¿De qué bando estás?
-Del de nadie. Estoy de tu bando. Solo te seré leal a ti
Sonreí, me quería.