Decisión

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La vida allí era monótona y aburrida, ellos eran guerreros capaces y necesitaban luchar para sentirse llenos, lo que hacían ahora, estaba muy lejos de su rutina habitual y les aburría. Lo que hacían ahora era esperar, esperar a sus compañeros de lucha, para poder entrar en el campo de batalla.

Por mi parte era feliz no haciendo nada, pisar los charcos de barro y ensuciar el vestido rosa era suficiente para poder esconder todas mis preocupaciones. Esas preocupaciones y esa tristeza que a veces salía a la superficie para atormentarme y que me costaba tanto esfuerzo volverla a empujar en el rincón oscuro de mi mente y cerrarla con llave. Allí, dentro de ese calabozo, había terapia para unos años y de seguro que el psicólogo tendrían que encerrarlo en un manicomio conmigo cuando todo terminase.

Pisé con más fuerza un charco de lodo y me ensucié las botas y las piernas.

-Cuando todo terminase... -repetí para mí.

Oí un gran estruendo, como si una bomba detonase cerca. Olí el aire en busca de pólvora y vi como Dante, el pelirosa ,Haunt, y sus amigos hacían lo mismo. Entrenamiento militar, las enseñanzas duraderas y pesadas no se perdían así como así. Seguido a eso, tocamos el suelo, había bombas que calentaban el suelo si explotaban cerca de ti, pero el suelo seguía estando frío.

La capitana, Sinner, indicó a Zen, Riptide, Arc y la rubia, Demain, que fuesen a explorar el terreno.  A Kalt, Takara y amí nos ordenó que subiésemos a los árboles ver lo que pasaba desde un plano más elevado mientras ella salía corriendo detrás de nuestros otros compañeros.

Al llegar a las ramas más altas oteamos el horizonte y vimos humo negro y rojo elevarse al cielo de entre el mar de árboles que se extendía a nuestros pies, había sido una explosión. Miré a los chicos, quienes estaban tan sorprendidos como yo. El humo estaba lejos,por lo que nuestros otros cmpañeros tardarían tiempo en llegar hasta el lugar.

"Una explosión, hay humo de color negro y rojo, está a tres quilómetros y medio de aquí" era Zen, que nos hablaba telepáticamente. Era ese su poder, controlar el subconsciente para meter mensajes en tu mente. Y lo mejor era que podía crear una red, que todos podíamos oír los pensamientos de todos.

"De acuerdo -contestó Sinner- esperad a mi señal"

Me senté en una rama y balanceé mispiernas hacia delante y hacia atrás esperando a su señal, que aún no se para que, pero si era una señal de ataque, creo que Haunt deberá prestarme una de sus espadas.

-¿Qué harás, ahora? –Dante había venido a sentarse a mi lado, lo peor era que no lo había oído.

-Estoy sospesando la opción de quedarme aquí y la de marchar. Finalmente he comprendido que, ahora, soy lo suficientemente fuerte para proteger a las personas a quién amo, pero no las podré proteger si no las tengo cerca. Quiero protegerlos a todos, por eso creo que debería travesar el portal.

-Kena basta de eso –su voz sonó fría y me sorprendió viniendo de él.

Lo miré mientras a él se le oscurecía el rostro.

-Dan... -no pude terminar, él me miró furioso.

-¡Siempre piensas en los demás! ¡Se un poco egoísta, se egoísta como yo! –tenía las manos sujetas al tronco del árbol y vi como se le quedaban los nudillos blancos por la presión que ejercían- ¡Sé egoísta para hacer lo que te dé la gana a ti!

"Yo ya soy egoísta" me dije, pero no tuve valor de decírselo.

-Siempre quieres hacerlos felices a todos, y no es justo... -se había relajado- siempre sufres tu sola y ya mereces descansar, ya no sonrías más para todo el mundo, esta bien sonreír solo para ti. Sé que no puedo borrar lo ocurrido, pero te ayudaré a dejarlo todo atrás. Así que ahora mírame a los ojos y dime lo que realmente quieres hacer.

Lo miré a los ojos con vergüenza, el pelo húmedo caía a ambos lados de su rostro marcando mejor sus facciones de adonis. Era realmente muy guapo, sus ojos eran penetrantes y enigmáticos, no podía separar la mirada de ellos. Noté como me cogía la mano y la estrechaba con fuerza.

-¿Siempre has tenido los ojos púrpuras? –me extrañé, él siempre los había tenido verdes.

-No eres la única a quién la ira le tatúa dibujos púrpuras en la piel, pero en mi caso no solo me tatúa si no que también me colorea los ojos –estrechó mi mano- Eso no era de lo que hablábamos, ahora dime qué quieres hacer.

Lo miré mientras mi mente trabajaba buscando una respuesta, pero yo sabía que ya tenía una, ya tenía una respuesta a todo, pero simplemente no quería optar a eso. Pero no podía seguir así, me estaba haciendo daño, así que haciendo acopio de valor le conté que quería hacer.

Acerqué mi cabeza a su cuello y respiré su olor mientras mi frente se apoyaba en su clavícula.

-Quiero que todo sea como antes, quiero servir al ejército otra vez, quiero tener planes de futuro, quiero casarme y tener hijos –puse mis labios en su cuello mientras le acariciaba el rostro- te quiero a ti Dante... -no terminé la frase.

Faltaba el trozo final "te quiero a ti Dante... y también a Gabriel" pero no podía estar con los dos, además si escogía a Gabriel lo ataría a mí y tendrías que estar con los humanos, o yo con los vampiros, y además; puede que él tampoco quisiese estar conmigo.

Lo peor de todo esto, además de haber tomado la decisión con la mente y no con el corazón, era que yo había hecho esto para que saliesen perjudicadas la menor cantidad posible de personas.

La muerte nunca te detuvo (Owari no Seraph)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora