—Estoy afuera, venis?
Visto.Leí por segunda vez el mensaje a través de la pantalla de mi celular. Estaba tirada en la cama como en los últimos dos días en donde no tenia nada más importante que hacer que sumirme en mis pensamientos.
Enseguida sin pensarlo demasiado, me calzo y así como estoy, con un remeron de Iron Maiden y un mini short de seda, salí de mi habitación, baje las escaleras y de forma algo lenta y nerviosa salí de mi casa.
Me asome un poco antes de sacar mí cuerpo completamente, y ahí lo vi, apoyado en su auto, con sus brazos cruzados y su mirada perdida a un costado. Lentamente, empecé a caminar hasta donde el estaba, no se percató de mí hasta que estuve a pocos metros suyo.
No lo dudo mucho, fue como si ya lo tuviera decidido, que apenas conecto sus ojos con los míos, empezó a caminar hasta mi de forma no tan apurada pero tampoco tan lenta; simplemente de forma tranquila. Su mirada hacia mí era única, por que tenía un brillo hermoso en sus ojos, uno que no podía parar de verlo completamente embobada.
Cuando ya estábamos mas cerca, apuro su paso al igual que yo y sin hablarnos, nos fundimos los dos en un abrazo. Guido de forma rápida se refugió en mi cuello y en mi pelo, enredando sus dedos en este. Yo en cambio, acariciaba su espalda de forma tranquila, pero las lagrimas no tardaron en aparecer.
Por primera vez después de tanto tiempo, volví a sentir Paz.
Solo estábamos los dos, fuera de mi casa, abrazados en medio de la noche. Extrañaba esto, sus abrazos, sus caricias, en si sentirlo en mi.
De apoco, empezó a dejar algún que otro beso en mi cuello, subiendo por mi mandíbula hasta mi mentón, donde dejo un ultimo beso antes de mirarme fijamente a los ojos, acunando mi cara con sus manos y limpiando el resto de mis lagrimas.—Te extraño...—le dije susurrando sobre sus labios, mirándolo fijamente como el a mi.
Guido solo acariciaba mi cara como si me fuera a esfumar en el aire, y me miraba de una forma en la que era difícil de descifrar, pero era una forma hermosa, como si me quisiera proteger de todo y todos.
Ninguno de los dos podíamos hablar, solamente queríamos estar así, juntos. Y basto con que yo me animara a rozar mi nariz con la suya para que de un movimiento, sin que el lo pensara ni me dejara reaccionar, juntara nuestros labios en el mejor beso que tuve en mi vida. Uno en donde queríamos mas, donde no me quería despegar de el, donde las manos no nos alcanzaban para aferrarnos al otro.
Era un beso infinito, un beso que nos debíamos los dos.
Cuando nos separamos, y pudimos recuperar parte del oxigeno, pude sentir como entre nuestros labios el sonreía, con sus manos todavía acunando mi cara. No pude evitar sonreír yo también, mirándolo fijamente a los ojos, con nuestros alientos chocando de forma agitada, y nuestras bocas algo hinchadas y rojizas.
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Cicatrices || Guido Armido Sardelli
FanfictionQuiero llevarme cada momento A todas partes, sin documentos Y voy buscando algún pretexto Para soltarte, y no lo encuentro