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—Mia, dale que ya nos toca

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—Mia, dale que ya nos toca.—Thomi apareció asomando su cabeza por la puerta del camerino.

Sin decir nada deje mi guitarra criolla a un costado, me pare del sillón y antes de salir me di un a ultima mirada en el espejo, chequeando que este todo bien.

Estábamos por tocar en el último día del Cosquin, ya era de noche y yo vine hace un rato, me encerré en el camerino y no salí para nada; en cambio, mis hermanos ya estaban acá desde temprano, disfrutando de todos los show. Yo no me podía permitir eso, no sabiendo que los tres hermanos estaban cerca, y me los podría llegar a cruzar en cualquier momento.

—¿Esta Mia?.— escuche la voz de Enzo por fuera del camerino.

—¿Que paso?.— le pregunte saliendo y a la vez cerrando la puerta.

—¿La tomaste...la pastilla la tomaste?.— me miro fijamente, y yo dudosa mire a Thomi que espera ,al igual que Enzo, mi respuesta.

—No...—suspire mirando para otro lado.

—Mia.— me advirtió por primera vez, frunciendo un poco su entrecejo.

—No quiero tomarla..., estoy bien. —recalque mis palabras con seguridad viendo a mis dos hermanos, pero ellos en cambio, me miraban con desaprobación.

—Mia tenes que tomarla, sabes que si te pasa algo en el escenario...—Thomi con algo de tranquilidad trataba de abordar la situación.

—¡Les juro que estoy bien!.— cansada apreté mis manos en puños tratando de convéncelos, pero era imposible.

—¿Hace cuanto no las tomas?.—me pregunto Enzo, mordiendo su lengua segundos después.

—Enzo.—ladee mi cabeza.

—¡Mia, ¿hace cuanto no tomas las pastillas?!— me grito haciéndome sobresaltar, en eso, miro para mi costado encontrándome con Patricio viendo y escuchando toda la escena.

Enojada, apretando mi mandíbula, lo miro molesta antes de poner mis ojos en mi hermano.

—Las deje de tomar hace unas semanas...—me cruce de brazos y trate de mantener controlada mi respiración.

—Traelas...— le dice a Thomas que sin dudarlo, entra al camerino para buscar las pastillas.

Entre los dos se formo un silencio, yo miraba el piso conteniendo mis lagrimas, y a la vez sintiendo dos miradas sobre mi.
En eso, siento como Enzo mira a mi costado, encontrándose con Patricio el cual ni se movía.

—No hagas nada.— le pedí en un susurro, a lo que el solo lo miro mal. 

—Acá están...y traje una botella de agua así podes tomarla mejor.— me extendió la bebida, y las pastillas las agarro Enzo.

Abrió el potecito, colocó una en su mano y antes de ponerla en la mía, me miro con algo de melancolía, y habló.

—Sabes que esto es por tu bien...por que te llega a agarrar un ataque de pánico en el escenario, no me lo perdonaría nunca Mi...quiero, y queremos, que estes bien por que sos nuestra hermana.—acuno mi cara en sus manos.

Cicatrices || Guido Armido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora