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Miraba fijamente la pared, mientras estaba sentada sobre la tapa del inodoro esperando a que los cinco minutos pasaran lo más rápido posible

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Miraba fijamente la pared, mientras estaba sentada sobre la tapa del inodoro esperando a que los cinco minutos pasaran lo más rápido posible. Pero en realidad, estaban siendo los minutos más largos de mi vida.
Cuando uní todos los cabos, fijándome en las fechas y que no menstrúe, la gran posibilidad de que esté embarazada era muy grande. Trataba de mantenerme al margen y estar calmada, ya que hace dos días mi cabeza no para de maquinar pensado en que, un bebe posiblemente se esta formando dentro mío.

Guido no sabía, pero en cierta parte, el me conoce tanto que algo sospechaba. Yo no actuaba muy normal que digamos, disociaba la mayor parte del tiempo planeando en qué momento me iba a hacer el test, donde y muchas cosas más que hasta en la noche a veces no me dejaban dormir. Era como una tormenta con un montón de emociones.

Ofuscada, apoyo mis codos en mis rodillas, pasando mis manos en mi cara tratando de destensar un poco la ansiedad que manejaba. Acomode mi pelo con mis dedos, y los lleve hasta mi nuca presionando un poco. Por esos minutos, deje de escuchar a mi alrededor, deje de prestar atención y, deje de estar en alerta por si Guido subía las escaleras y entraba al baño. Me distraje, lo que llevo a que en un pestañeo, el rubio preocupado suba hasta la habitación.

—¡Mimu!—hablo por detrás de la puerta, pero no me dejo reaccionar que ya estaba con la mitad de su cuerpo adentro del baño.

Enseguida me pare, y con mi cuerpo tape el lavamanos donde, en el borde, estaba el test de embarazo en pleno proceso de darme el resultado. No lo llego a ver, pero su ceño fruncido me dio a entender que le pareció muy rara mi actitud.

—¿Que pasa?—se alejo de la puerta y se acercó un poco mas a mi.

—Nada...ya iba a bajar. —suspire aferrando mas mis agarre al borde de la bacha.

El me miro a los ojos, y en ese momento odiaba no poder mentir bien, o siquiera, ocultar mis emociones que ahora, estaban a flor de piel.

—Mi...—se acercó más, pasando sus manos por mi cuello, acariciando el contorno de mi mandíbula. —¿Paso algo?

Rasqué el costado de mi cabeza nerviosa, y me enderece soltado el mármol del lava manos, para correrme un poco y dejarle a la vista, el test blanco con rosa. Sus ojos pasaron de estar en los míos, a estar en el test en tan solo micro segundos. Por lo bajo, pude escuchar como su respiración se entrecortaba, y de forma fugaz, me volvió a ver.

—¿Estas...?—pero negué al no saber.

—No se....—alce mis hombros levemente. —estaba esperando a ver que sale.

El asintió levemente, bajando sus manos hasta mi espalda, y sin perder mas tiempo, me abrazó. Sin dudarlo me aferre, aguantando las lagrimas con todas mis fuerzas, a esta altura...no se que sentir.

—¿Hace cuanto estas esperando?—me pregunta en tono bajo y tranquilo, pero algo tembloroso a la vez.

—Hace cuatro minutos...—le respondí girando mi cabeza hasta el cronometro que estaba puesto en mi celular. —Falta solo un minuto.

Cicatrices || Guido Armido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora