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La bocina del auto de Guido sonó afuera de mi casa avisando que ya llego, por eso me termine de chequear que este todo bien, agarre mis pertenencias y salí de mi casa

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La bocina del auto de Guido sonó afuera de mi casa avisando que ya llego, por eso me termine de chequear que este todo bien, agarre mis pertenencias y salí de mi casa.

—Hola bombón.—me saludo el rubio apenas entre al auto y me senté en el asiento del copiloto.

—Hola rubio. —me acomode bien con las bolsas entre mis piernas y después me gire a ver al rubio algo nerviosa.—Traje el vino que le gusta a tu mamá, dos cocas y hice un tiramisú. —le nombre todo gesticulando con mis dedos, pero Guido me miraba divertido, con su mano en el volante y la otra en mi pierna. —¿Que?

—Primero salúdame bien. —se acerca mas a mi cara sin borrar su sonrisa, y yo no dudo en pasar mis manos por su nuca, juntando nuestros labios en un beso lento. -Segundo, tranquila Mimu, ya te conocen...

Me hablo sobre mis labios, y yo solo le sonreí antes de volver a darle un beso mas profundo.

—Estas hermosa...—beso mi mejilla y nos alejamos, para que el arranqué el auto.

—Gracias...hagamos como que no estuve dos horas viendo que mierda me iba a poner. —me puse el cinto riendo, y enseguida la carcajada del rubio inundo mis oídos, amo su risa.

—¿Por que estas tan nerviosa amor?, ya te conocen.—me pregunta sin dejar de reírse, y yo no pude evitar suspirar pesadamente mientras le pegaba en la pierna.

—Por que si Armido, hace un montón no veo a tu familia, y yo amo a tu mamá...—acomode mi pelo.—Mira si les caigo mal después de todo lo que paso...

Como yo lo estaba mirando algo dudativa, Guido aprovechó que el semáforo corto poniéndose en rojo, para mirarme fijamente de forma serena y tierna.

—Créeme, que Alicia te ama mas a vos que a mi.—el agarre en su mano se intensificó un poco.—Así que tranquila y sentite cómoda como antes.

Beso mi mejilla y puso su atención en las calles. Yo aproveché el clima tranquilo para poner música hasta que llegamos al barrio donde vivía los papás de Guido. Rápidamente estaciono el auto, y bajamos juntos agarradados de la mano.

—Toca. —le digo al rubio mientras sostenía las cosas y miraba la puerta de forma fija.

—Mia, tranquilízate. —soltó una risita, y toco la puerta de manera, al segundo se escucho un "¡Ya va!", y la puerta se abrió dejándome ver a una mujer de mediana edad, con un hermoso pelo marrón y algunas canas.

—¡Mia!—dijo alegre, y no tardo en darme un abrazo lleno de amor y cariño. —¡Hola mi cielo! , ¿como estas tanto tiempo?.—me dio un beso en ma mejilla y agarro las cosas que tenia en las manos.

—¡Bien, ¿y vos Ali?.—le conteste de la misma forma, y entramos todos juntos a la casa, caminamos hasta la cocina y empezamos a acomodar las cosas que traje.

—Bien mi amor, por suerte...aca andamos.

—Hola ma, ¿todo bien?, yo si acá ando...—habló Guido de la nada, llamando la atención de ambas, a lo que nosotras nos empezamos a reír.

Cicatrices || Guido Armido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora