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—Bien, ¿cada uno tiene sus llaves?- Franco nos miro a todos recibiendo un asentimiento de cabeza confirmando que cada uno tenía sus cosas- Genial, descansen y nos vemos a la noche para cenar

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—Bien, ¿cada uno tiene sus llaves?- Franco nos miro a todos recibiendo un asentimiento de cabeza confirmando que cada uno tenía sus cosas- Genial, descansen y nos vemos a la noche para cenar.

Llegamos hace un par de horas a Cordoba, donde fuimos al hotel para hacer todos los tramites. Ahora cada uno estaba en su habitación, yo para distraerme un poco, me puse a ordenar un poco la ropa, mis maquillajes y esas cosas por toda la habitación. Mi cabeza de igual manera sobrepensaba demasiado, mas al saber que me los podía llegar a cruzar en los pasillos de este Hotel; en eso, tocan mi puerta.

—¿Si?- pregunto algo insegura por detrás de esta sin abrirla todavía-

—Miluchi soy yo- Enzo mi hermano, el del medio, hablo por el otro lado de la puerta-

—Hola...¿Paso algo?- abrí mi puerta con una mini sonrisa, la cual fue correspondida-

—Thomi y yo vamos a estar en la terraza tomando unas birras, te aviso por si mas tarde queres ir- de forma cariñosa pone sus manos en mis hombros y me sacude un poco-

—Bueno, en un rato voy- le conteste sin muchas ganas, aunque dentro de mi no me parecía mala idea, hace bastante no comparto un momento tranquilo con mis hermanos-

—Te esperamos enana- beso mi frente y sin mas se fue, apenas vi que desapareció por los pasillos, cerre mi puerta soltando un pequeño suspiro-

Sin tardar demasiado, elegí algo cómodo para ponerme, y me metí al baño para darme una larga y relajante ducha con agua caliente. Estuve un buen rato, escuchando un poco de música y tratando de que mi animo suba un poco.
A la media hora salí envuelta en una toalla, me cambié, me seque y planché el pelo, me retoque un poco la cara, pero nada exagerado, agarre mi celu y la llave para salir de la habitación.

Cerré la puerta, y cuando iba a girarme para irme hasta el ascensor, una voz me frenó. Y en ese momento juro que sentí como un frío horrible me recorría la espina dorsal, y mis manos empezaron a sudar un poco y temblar.

—¿Mia?- preguntó confundido, sorprendido y hasta algo enojado-

Sin hablar me di vuelta enfrentándolo. En ese momento, pude ver como su entrecejo estaba arrugado, mostrando la clara molestia.

—Hola...- fue lo único que me salió decir en ese momento-

Pelotuda, ¿Hola?...¿Enserio?, genial Mia sos una capa.

Calle a mi conciencia que, venía siendo una gran enemiga en mi vida últimamente.

—¿Cuando viniste?- su semblante no parecía cambiar, o en realidad, el no quería hacerlo.—

—Hace un rato, tocamos mañana...- puse mis manos en mis bolsillos traseros, evitando que mi nerviosismo sea tan evidente-

—¿Te cruzaste con...Guido?- cuestionó sin mas.-

Cicatrices || Guido Armido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora