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—¿Enzo podemos hablar?—volví a repetirle mientras caminaba detrás de el

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—¿Enzo podemos hablar?—volví a repetirle mientras caminaba detrás de el.

—Mia ya esta, de verdad dejémoslo acá antes de que me arrepienta si digo algo malo. —iba encaminado a su auto, decidido y sin mirarme.

—Hablemos y después te vas si queres, por favor. —frene mi paso cuando el lo hizo, y me quede esperando que me mirara. —Dale En, no quiero pelear.

Callado se da vuelta y me mira. No le quedo otra que hacer un gesto con su cabeza para que los dos nos sentemos en la vereda.
Él prendió un pucho y le dio una calada con sus ojos cerrados esperando a que yo hablara.

—Es reciente Enzo, ni yo se que tenemos...—juego con mis manos suspirando.

—No es eso Mia, solo quiero que estes bien-me mira unos segundos.

—Estoy bien.—abrazo mis piernas, apoyando mi cara en mi mano.

—¿Le contaste todo?.—me pregunta sin mirarme, solo sacudió un poco el cigarro para sacarle las cenizas.

—Lo del embarazo nomas...—relamo mis labios viendo un punto fijo en la calle.

—¿Y el resto?, ¿Se lo pensas contar?—sus ojos estaban clavados en mi. Segundos después le da otra calada al pucho.

—No se Enzo, por ahora lo dudo.—no lo miraba por que, mi culpa no me dejaba, pero lo único que hice fue sacarle el cigarrillo de sus dedos para darle una calada profunda.

—¿Seguís tomando las pastillas?

—No Enzo, desde que le conté lo que paso, las deje de tomar. —suspiro ya algo cansada de tantas preguntas.

Y era verdad, desde que le conté hace unos días, prácticamente deje de tomar los ansioliticos, por que no los necesitaba, por que me estaba empezando a sentir bien.

—Contale Mia, antes de que se entere por otro lado y no le caiga muy bien la noticia.—se deshace de la colilla del pucho, y me vuelve a mirar.

—Es que ese es el problema, no se como se lo va a tomar, me costo mucho contarle lo del embarazo, el se puso re mal.—pase mi dedo por el puente de mi nariz, cerrando mis ojos pocos segundos.

—El te va a entender, es Guido, puede tener un carácter de mierda a veces pero, te ama Mia...—su mano no tardo en acariciar mi rodilla.—Y por que te ama, te va a entender.

Asentí lentamente sin hablar mucho, pero por dentro otra vez empece a sentir como la angustia se apoderaba de mi, y el nudo en mi garganta se instalaba dentro mío para no irse.

—Pude dormir bien....toda la noche.—lo mire sonriendo con mis ojos llorosos.—pude comer todo el plato de comida, y pude sentir tranquilidad por un día completo, solo por que el estaba ahí devuelta Enzo.

Cicatrices || Guido Armido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora