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Mentira si dijera que el teléfono no me explotaba de notificaciones de cualquier tipo. Hace dos días salí del hospital después de una larga recuperación, y tome la decisión de alejarme de las redes sociales por un tiempo, al menos hasta que todo se calme. Apagué mi celular en el transcurso del día, solo quería poder despedirme de Thomas una ultima vez, ya que hoy iba a ser el funeral.
Con mis hermanos nos preparamos juntos, Guido me estaba esperando en la sala de mi casa, me dijo que el nos iba a acompañar en todo, y la verdad...le agradecía con el alma. El entierro iba a ser muy intimo y sin tantas personas. Solo algunos familiares, entre ellos los hermanos Sardelli.
—¿Lista?—por el reflejo del espejo, mire la figura de Guido, que me miraba con una mini sonrisa cálida.
—Si...—musite, y agarre la campera negra de cuero que estaba sobre mi cama, la cual le pertenecía a mi hermano menor, y me la puse.
En silencio bajamos, agarramos algunas cosas y salimos de la casa todos juntos. Subimos al auto, y en un trayecto no tan largo, llegamos al cementerio. Con mis hermanos decidimos que solo sea entierro, no queríamos misa y nada de eso, solo poder dejar el cuerpo de nuestro hermano descansar en paz. Nos bajamos, y el rubio no tardo en agarrarme de la mano, dándome todas las fuerzas posibles.
Duramente, abrace a algunos familiares, y justo en el momento en que cruce miradas con Guada, la novia de mi hermano, me desmoroné enseguida. No tarde nada en abrazarla con todas mis fuerzas, rompiendo las dos en llanto como nunca. Nosotros perdimos a nuestro hermano, pero ella también perdió al amor de su vida, y no me imagino el inmenso dolor que eso puede causar.
—¿Estas bien?—me pregunta, ya que ella no llego a verme en el hospital, y recién ahora nos encontrábamos por primera vez.
—Tratando...—nos separamos y limpie algunas lagrimas. Enseguida note como su mirada bajo a mi vientre, que se notaba ligeramente debajo de la tela del vestido negro.
—¿Puedo?—sonríe levemente ante mi asentimiento de cabeza.
—Ya estoy en el tercer mes...—le conté sintiendo como el rubio se ponía a mi lado, y agarraba otra vez mi mano.
—Ya hay que ir.—habla bajito, apretando un poco su agarre.
—Vamos. —a la par empezamos a caminar por una mini callecita hasta llegar en donde estaba el cajón con mi hermano dentro. A duras penas, trague con fuerza y me aferre al brazo de Guido.
Unos pasos mas, bastaron para poder llegar hasta donde estaba Thomi. Enzo, me acerco una flor, específicamente, una rosa blanca. Nosotros tres teníamos esas, y el resto eran calas blancas.
No podría describir lo que sentía cuando vi su cara, serena y tranquila, que irradiaba una paz enorme. Suspire pesadamente y a la vez de forma entrecortada, acaricie su mejilla, inclinándome para dejarle un beso en su frente. Cuando me aleje, una de mis lagrimas cayo sobre su mejilla, enseguida la limpie y deje sobre su pecho mi flor. Seguido se despidió Enzo, y por ultimo Franco.
