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Los meses pasaron, ya seis y mis hormonas de embarazo no ayudaban en nada

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Los meses pasaron, ya seis y mis hormonas de embarazo no ayudaban en nada. El fastidio de la panza y los movimientos del bebe a veces me ponían de mal humor, pero no me mal entiendan, ame la primera vez que sentí una patadita, como también amaba mi pancita pero, en cierta parte con el calor y el dolor de pechos, nada ayudaba demasiado. Recuerdo el preciso instante en el que él bebé se movió por primera vez, con Guido estábamos a punto de quedarnos dormidos, cuando sentí una leve molestia fugaz en mi vientre. Al principio pensé que  el rubio se movió, pero cuando el me dijo que no fue, despabilándose bastante del sueño, los dos nos quedamos mirándonos con los ojos abiertos.
Sin dudar fue un momento hermoso....

Pero ahora, por mas que tratara de mantener mi paciencia, la discusión que mantenían mis hermanos en el estudio de grabación, me estaba irritando bastante. Estaba tirada en el sillón, con mi espalda sobre el respaldar de este y mis piernas sobre una silla giratoria. De vez en cuando soltaba algún bufido, o rodaba mis ojos por las boludeces que se echaban en cara, ganándome leves miradas de su parte pero en ningún momento quisieron parar la disputa entre ellos.

—¿¡Por que no!?—Enzo abrió sus ojos de par en par, cuestionándole a Franco por que no quería ese párrafo en la nueva canción.

—¡Por que no Enzo, deja de joder hermano!—haciendo un ademan con su mano, trato de darse vuelta para hacer otra cosa, pero Enzo no lo dejo.

—¡Ni Thomas era tan complicado nene! —al nombrar a mi difunto hermano, me acomode mejor para fijar mis ojos en Franco, tratando de decirle que no la siga y simplemente lo ignorara, pero la ignorada fui yo.

—¡Basta!—pego tremendo grito que dejo un silencio duradero entre todos.—¡Dejalo al negro en paz Enzo, está muerto!—aplaudió harto, y un nudo se formo en mi garganta. —Y la canción no va a tener ese párrafo, punto, se termina acá!

—¡Ya se que esta muerto eh, no necesito que me lo recuerdes!—se paro del sillón en completa ira, pero yo fui mas rápida, metiéndome entre los dos.

—¡Córtenla los dos!.—grite yo ahora, por que colmaron mi paciencia. —¡Parece que compiten por quien la tiene mas grande, o por quien manda acá loco.—los miraba y ellos bajaron enseguida la guardia.—Acá no manda nadie, por que quieran o no, ya no somos lo mismo que antes. Estoy embarazada ahora, ¿se piensan que me quiero aguantar estar pelotudeces?, chau mátense entre ustedes, no los aguanto mas.

Los empuje a la misma vez alejándolos, y camine rápido para agarrar mi teléfono y mis llaves, saliendo del estudio de la forma mas veloz que podía. Estaba enojada, fastidiosa y angustiada, necesitaba estar sola, en silencio y con algo de comida.
Por suerte, apenas salí vi el auto de Guido estacionado en la cuadra de en frente, extrañada mire el celular y vi un mensaje de el previo a que saliera, que me avisaba que ya estaba afuera esperando, gracias a dios un poco de paz.

Ligeramente, cruce la calle y me subí al auto. No hizo falta decir nada para que el supiera como era mi estado de humor, con una mirada y un escaneo de pies a cabeza, supo como me encontraba. Le agradecía que no me lleno de preguntas, solo me dio un beso en los labios, y otro corto en mi vientre para después, arrancar el auto. En el ambiente había la tranquilidad que necesitaba, junto a la tenue música de fondo. La ciudad estaba serena, las luces como siempre hermosas, y de apoco me fui inclinando hasta apoyar mi cabeza en el hombro del rubio.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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Cicatrices || Guido Armido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora