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—Mia

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—Mia...—las manos de Guido recorrían la piel de mi espalda, mientras dejaba algunos besos perdidos por mi piel.

Dormida y perdida, levanto mi cabeza de la almohada, a la cuál estaba aferrada, y lo miro tratando de acostumbrarme a la luz que entraba por la ventana.

—Buen día hermosa. —me acomoda los pelos despeinados, y con una sonrisa mostrándome su dentadura perfecta, besa mis labios de forma corta.

Yo solamente me estiro, y toco su cara unos segundos antes de darme vuelta, envolviendo todo mi cuerpo con las sabanas.

—Dale amor, que tenemos que ir al lugar donde tocamos. —sentí como mi lado se hundió, y enseguida procese sus palabras, me levanté enseguida.

—¡Que hora es!—miro para mis costados buscando mi celular.

—Las cinco y media de la tarde. —lo mire con mi boca abierta, y el solo soltó una carcajada.

—¿Como me dejaste dormir tanto?—pase mis manos por mi cara.

—Estabas cansada Mimu, además si no te dejaba dormir, te ibas a poner de mal humor...—de apoco se acerca más y más a mi cara, y me deja otro beso en los labios.

—Eso es verdad...—puse mi dedo en su pecho presionándolo suavemente, y después lo atraje a mi otra vez. —¡No, no me lave los dientes!

Me pare a los pedos, sin importarme estar en tetas, y corriendo me metí al baño, abrí la ducha; mientras esperaba que el agua se caliente, hice mis cosas, y por ultimo me saqué lo poco que tenia de ropa, entrando a la ducha, cerrando mis ojos al contacto del agua hirviendo en mi piel.
Los minutos pasaban, hasta que sentí dos brazos envolver mi cuerpo.

—Lo tuyo es dependencia hacia mi. —jodí dándome vuelta y pasando mis manos por su torso.

—Demasiada. —me siguió el juego, y sin perder mas tiempo, nos empezamos a bañar, sin hacer nada, solamente un baño relajante entre los dos.

(...)

—En Mexico ya vamos a tener la misma habitación...—con Guido íbamos caminando y hablando por el hall del hotel, a punto de encontrarnos con el resto de la banda y el equipo. En eso, mi vista va a al frente, donde me encontré con una persona que no veía hace tiempo.

—¡No!—digo en voz alta, llamando su atención y distrayéndola de la conversación que mantenía con Pato y Cuty.

—¿Que haces acá?—la pelirroja me mira sorprendida, a lo que yo corro a abrazarla.

—¡Boluda!—las dos como taradas empezamos a saltar, y los demás nos miraban sin entender.

—¿Estas saliendo con este?—jodiendo, mira a Guido con cara de asco, a lo que el le muestra su dedo del medio, sonriendo falsamente.

Cicatrices || Guido Armido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora