13

554 59 6
                                    

—¿Te quedas un rato mas?—me pregunta Franco sentado a pocos metros míos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




—¿Te quedas un rato mas?—me pregunta Franco sentado a pocos metros míos.

—Si, quiero ver si termino de arreglar algunas cosas para la nueva canción.—le conteste concentrada en mi guitarra, la cuál, estaba arreglando para los próximos conciertos.

Estábamos en el estudio, ya era bastante de noche y los únicos que estamos somos nosotros dos, por que Enzo y Thomi se fueron hace un rato.

—¿Todo bien con Guido?.—se levanta se su silla, y va hasta la mini barra para servirse algo.

—Vamos de apoco, pero si, la verdad que todo re lindo.—ahora si lo miro sonriente, dejando mi guitarra de lado.

—Me alegro, te veo bien enana, y eso nos hace bien a los tres. —volvió hasta donde estaba, y me acercó un vaso con un poco de whisky. —¿Le contaste todo no?, decime como se lo tomo.

El de su bebida tomo un trago, pero yo algo nerviosa jugué un poco con el borde del mío antes de mirarlo a sus ojos celestes.

—Todo, todo no. —copie su acción y tome un poco.— Me da vergüenza Fran, con que cara se lo digo...ya me costo mucho poder decirle que perdí un bebe, siento que esto es algo irrelevante.

—No Mia.—negó con su cabeza.—Basta de "tengo miedo", "Tengo vergüenza", "siento culpa"—hacia comillas al aire con sus dedos.—Deja de lado la inseguridades, enfrenta las cosas si no va a ser tarde. Esta todo bien con el ahora, sácate todo el peso de encima.

Gesticulaba con sus manos, mientras yo de vez en cuando miraba los hielos flotando en el líquido marrón.

—Pero no se como abordar el tema.—frustrada apoyo el vaso a un lado, subiendo una pierna a la silla y pasando mi mano por mi cara.

—Va a llegar el momento, si no le decís, necesito hablar con vos, y Guido te va a escuchar. —obvio me miraba, moviendo sus manos.

—Enzo me dijo lo mismo.

—Algo se...—se levanta otra vez, dejando el vaso en la barra y agarrando la campera de cuero. —Por eso Miluchi, enfrenta tus miedos y decile las cosas, vas a ver como te libera completamente.

Besa mi frente, agarra su teléfono y sus llaves, saliendo del estudio y dejándome completamente sola. En todo el lugar se hizo un silencio, mis ojos estaban cerrados mientras pensaba en todo y en un instante, mi teléfono sonó. Suspirando, lo agarro sin mirar y atiendo.

—¿Si?—pregunto con mis ojos cerrados.

—¿Estas para tomar algo?

Cicatrices || Guido Armido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora