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Chat.
Enzo❤️
—Me voy a España y a Mexico unos días a ver a Guido y la banda, vuelvo justo antes del lanzamiento del álbum nuevo. Visto.
....
Chequee el mensaje una vez más, dándole un último vistazo antes de recibir una respuesta rápida de Enzo. Un texto algo mas extenso que el mío se reflejo en la pantalla de mi celular, básicamente diciéndome que me cuide, que cualquier cosa le avise y que cuando vuelva íbamos a hablar todos.
Todo paso muy rápido, me quede casi toda la madrugada hablando con Guido por teléfono hasta que se tuvo que ir a probar sonido, el no quería cortar la llamada, pero lo convencí para que vaya por mas que a el no le guste mucho la prueba de sonido. El resto de la mañana solamente me dediqué a buscar un vuelo con destino España, y a armar mi valija a los pedos.
—¡Pasajeros con destino a España, abordar en la puerta seis, muchas gracias!—Se escuchó la voz femenina a través de los altavoces del aeropuerto de Ezeiza.
Tranquila, termine mi cafe, le mande un corto mensaje al rubio donde le avisaba que ya estaba por subir al avión, y baje de la sala VIP para ir directamente hasta mi puerta de embarque. En el camino me frenaron pocas veces a pedirme algunas fotos, lo que sin problemas y de forma alegre acepte.
—¡Que disfrute su vuelo!—me sonrió una de las azafatas. Le correspondí amablemente, y busque mi asiento en primera clase para acomodarme, y pasar estas once largas horas en el avión.
Acá eran las once del mediodía y en España eran las tres de la tarde, a lo que por la diferencia horaria, recién llegaría a las dos de la madrugada de España. Un re quilombo, pero lo único que quería era estar con el rubio.
Apenas despego, no tarde mucho en quedarme dormida, ya que prácticamente no dormí en toda la noche, el sueño me mataba y descanse unas seis horitas de corrido. Tome algo, boludee con el celu y en las otras cinco horas que me faltaban, escuche música.
(...)
—Hola, buenas noches, tengo una reserva para una habitación. —le dije a la chica que estaba detrás del mostrador.
—Hola, buenas noches señorita, si, ¿a nombre de...?—tecleo algo en su computadora y me miro.
—Mia Valentini. —volvió a teclear y rebusco algo en sus cajones hasta que con una sonrisa me extendió la tarjeta de la habitación.
—piso diez, habitación 677, que disfrutes tu estadía, y cualquier cosita nos consultas. —su tonada española lleno mis oídos, y correspondiendo a su amabilidad, agarre la llave, mis valijas y me dirigí rápidamente hasta el ascensor.
