Lynn Loud Jr., capitana de su equipo de fútbol, es forzada a tomar clases de ballet, lo que la lleva a convivir con Giselle Westwood, su compañera en la escuela, una sofisticada bailarina, que es prejuzgada y molestada por Lynn. Aunque al principi...
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La tarde en la cancha de entrenamiento estaba llena de energía. Lynn, la capitana del equipo, lucía su característica cola de caballo mientras se movía con agilidad. Su camiseta roja y blanca, marcada con un "1", la hacía destacar mientras coordinaba a su equipo, llena de confianza.
-¡Vamos, equipo! ¡No se detengan! -gritó, sus ojos brillando con determinación mientras observaba a sus compañeras correr de un lado a otro. Lynn tenía un talento especial para motivar a las chicas a dar lo mejor de sí.
El sonido de las zapatillas golpeando el suelo resonaba en la cancha. Ella se deslizó hacia la red, interceptando el balón con un movimiento ágil, y se preparó para hacer un pase.
-¡Lynn, por aquí! -llamó una de sus compañeras.
-¡Tómalo! -respondió, lanzando el balón con precisión, que se desvió perfectamente hacia su compañera, quien lo recibió con un tiro rápido a la portería.
-¡Eso es! ¡Buen trabajo! -aplaudió Lynn, sintiendo la adrenalina que corría por sus venas. Su competitividad era contagiosa y todas se esforzaban al máximo.
Mientras el entrenamiento avanzaba, Lynn notó la figura de la entrenadora observándola desde un rincón. Con los brazos cruzados y una expresión seria, la entrenadora parecía evaluar cada movimiento de Lynn. A pesar de su diversión, algo en el aire le indicaba que había algo más en mente.
-¡Vamos! ¡Un último esfuerzo! -gritó Lynn, tratando de mantener la energía alta-. ¡No podemos dejar que nos ganen!
Al finalizar la práctica, el sudor perlaba su frente y una sonrisa de satisfacción iluminaba su rostro. Justo cuando se disponía a salir de la cancha, la entrenadora Daniels la llamó con un gesto de mano.
-Lynn, ven un momento, por favor -dijo, su voz autoritaria cortando el bullicio de la práctica.
Lynn miró a sus amigas, desconcertada, antes de acercarse a la oficina de la entrenadora.
-¿Qué Querrá? -musitó Margo confundida.
Con una mezcla de curiosidad y nerviosismo, Lynn entró en la oficina, sintiendo que su estómago se retorcía.
Lynn entró en la oficina de la entrenadora Daniels, cerrando la puerta detrás de ella. El ambiente era tenso y la luz del sol se filtraba a través de las ventanas, iluminando el escritorio desordenado con papeles y un par de trofeos.
-Siéntate, Lynn -dijo la entrenadora, señalando una silla frente a ella. Lynn obedeció, sintiéndose un poco inquieta.
-¿Qué pasa, entrenadora? -preguntó, cruzando los brazos sobre su pecho, tratando de ocultar su nerviosismo.
La entrenadora la miró fijamente, ajustándose las gafas.
-He estado observando tu rendimiento en las prácticas, y creo que tienes un gran potencial -comenzó la entrenadora, y Lynn se sintió un poco más aliviada-. Pero también creo que podrías beneficiarte de algo más... refinado.
