Lynn Loud Jr., capitana de su equipo de fútbol, es forzada a tomar clases de ballet, lo que la lleva a convivir con Giselle Westwood, su compañera en la escuela, una sofisticada bailarina, que es prejuzgada y molestada por Lynn. Aunque al principi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al final de la jornada escolar, Lynn se reunió con sus amigas, Margo y Paula, en el vestíbulo de la escuela. La conversación giraba en torno a los planes para el día, especialmente sobre la práctica de fútbol que tenían programada para esa tarde.
-Chicas hoy faltare a la práctica-comenzó Lynn, frunciendo el ceño-. Hoy tengo que ir a las estúpidas clases de ballet.
Margo la miró con simpatía.
-Lo sabemos, Lynn. Pero ya te dijimos que no puedes evitarlo.
Paula se cruzó de brazos, intentando ser comprensiva.
-Es solo una clase, puede que no sea tan terrible como piensas.
Lynn soltó un suspiro, claramente frustrada.
-No quiero ir. Prefiero estar en el campo con ustedes, pateando el balón.
-Entendemos que no te guste -dijo Margo-, pero si la entrenadora lo dijo, será por algo. Podría ayudarte en el fútbol.
-Sí, sí, lo sé -respondió Lynn, con desdén-. Pero además de tener que ir. tengo que lidiar con tener de compañera de proyecto a Giselle. No es justo que me obliguen a hacer esto.
Paula intentó animarla.
-Piensa en ello como una forma de mejorar. Tal vez hasta te diviertas.
Lynn hizo una mueca.
-Dudo que eso pase. Pero bueno, supongo que no tengo otra opción.
Las tres amigas se despidieron, y mientras Lynn se alejaba, se sentía frustrada por la situación. Sabía que debía enfrentar esta nueva aventura, aunque no fuera lo que realmente deseaba.
Lynn caminó hacia el estudio de ballet, sintiendo que cada paso era más pesado que el anterior. La música suave y melódica se filtraba por la puerta entreabierta, y el aire estaba impregnado del olor a madera y espejos. Se detuvo un momento frente a la puerta, tomando una profunda respiración antes de entrar.
Al cruzar el umbral, su mirada se encontró con la maestra, una mujer alta con una actitud firme y una sonrisa amable. Lynn sintió que su corazón se hundía.
-¡Ah, tu debes ser Lynn! Bienvenida. Me alegra que estés aquí, soy Madame Claire -dijo la maestra, organizando a las bailarinas.
Lynn forzó una sonrisa, aunque su mente resistía la idea de estar en una clase de ballet.
-Gracias, supongo -respondió, mirando a su alrededor, viendo a varias chicas en posiciones elegantes, estirando sus cuerpos con gracia.
El lugar estaba lleno de espejos que reflejaban a las bailarinas en movimiento, y la atmósfera era completamente diferente a la de un campo de fútbol. Lynn sintió un nudo en el estómago mientras se obligaba a avanzar.
-Hoy tengo una invitada especial que nos estará ayudando durante algunas clases -anunció Madame Claire, atrayendo la atención de todas las chicas-. Estoy segura de que muchas de ustedes la conocen. Es una talentosa bailarina y parte del equipo élite, donde domina muchos estilos, incluyendo ballet por su puesto. ¡Por favor, denle la bienvenida a Giselle Westwood!
