Lynn Loud Jr., capitana de su equipo de fútbol, es forzada a tomar clases de ballet, lo que la lleva a convivir con Giselle Westwood, su compañera en la escuela, una sofisticada bailarina, que es prejuzgada y molestada por Lynn. Aunque al principi...
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La campana sonó, señalando el final de la última clase del día. Los estudiantes comenzaron a recoger sus cosas, y Giselle guardó su cuaderno de literatura en su mochila. Mientras ajustaba la correa de su bolso, sintió una presencia detrás de ella. Al girarse, se encontró con Lynn, que la miraba con una mezcla de impaciencia y determinación, los brazos cruzados sobre su pecho.
-Oye, princesita -dijo Lynn con su tono burlón habitual.
Giselle arqueó una ceja, tanto por el apodo como por la repentina cercanía.
-¿Qué necesitas, Lynn?
Lynn se encogió de hombros, pero no apartó su mirada directa.
-Tenemos que trabajar en el estúpido trabajo de Lengua y Literatura. Si quieres terminarlo rápido, ven a mi casa esta tarde. Así lo dejamos hecho de una vez.
Giselle la miró por un momento, dudando por la actitud de Lynn, pero luego asintió con firmeza.
-Está bien, vamos a hacerlo.
-Genial. Nos vemos afuera -respondió Lynn con un destello de satisfacción en su mirada antes de girarse y salir del salón sin más.
Giselle observó cómo Lynn se alejaba. Bueno, al menos la princesita y la capitana podrán sobrevivir a esto, pensó para sí, mientras se preparaba para seguirla.
Después de una caminata llena de silencios incómodos y miradas furtivas, Lynn y Giselle llegaron a la casa Loud. La casa era ruidosa, como siempre, con los ecos de risas y gritos de sus hermanos resonando desde el interior.
-Este es mi hogar, bienvenida al caos -dijo Lynn, abriendo la puerta con un gesto dramático mientras se adentraban en el bullicio familiar.
Al entrar, Giselle se sorprendió por la atmósfera vibrante que impregnaba el lugar. Los hermanos de Lynn estaban esparcidos por toda la sala, algunos viendo televisión, otros jugando, y un par incluso estaban en la cocina, tratando de preparar algo de comer.
-¿Siempre es así de ruidoso? -preguntó Giselle, intentando alzar la voz para que Lynn pudiera escucharla sobre el clamor.
-Así es, ¡bienvenida a la casa Loud! -respondió Lynn, sonriendo de lado-. Si no puedes soportar el ruido muñequita, te recomiendo que te tapes los oídos.
Giselle soltó una risa nerviosa, intentando adaptarse al entorno. Lynn la guió a su habitación, cerrando la puerta tras ellas para que el ruido se amortiguara un poco.
-Vamos a trabajar en este proyecto antes de que alguien decida invadir nuestra privacidad -dijo Lynn, sentándose en su escritorio, rodeada de papeles y libros.
Giselle se sentó en la cama, mirando a su alrededor. La mitad de la habitación estaba decorada con trofeos de deportes y posters de equipos, reflejando la personalidad competitiva de Lynn, y del otro lado con colores oscuros y decoraciones como murciélagos y calaveras. Muebles de madera oscura, incluyendo un diario de poesía que supuso era de alguna de las hermanas de Lynn.
